Un punto que al Sestao River le sabe a gloria

Hay escenarios donde los puntos parecen tener un mayor valor. Desde luego, el Nou Estadi Costa Daurada, casa del Gimnàstic de Tarragona, equipo puntero en esta Primera Federación, es uno de ellos. Allí el Sestao River logró un meritorio empate (1-1) después de una gran labor de resistencia en la primera mitad y soltarse más en la segunda, donde pasaron muchos menos aprietos y se sintieron más cómodos.

La primera mitad fue un absoluto infierno para los verdinegros, quiénes apenas no salían de su propia área, limitándose a achicar agua y a proteger su portería lo máximo posible. Mientras, los locales hacían gala de su verticalidad y no pararon de bombardearles en ningún momento. El culpable de que el cuadro sestaotarra no sufriera un auténtico roto fue Iago Herrerín.

El veterano guardameta realizó una actuación soberbia, con hasta cuatro paradas salvadoras, casi de valor gol. Las hubo de todo los tipos, aunque quizás la más meritoria fue una a raíz de un remate bocajarro de Antoñín después de recibir éste un pase de la muerte de Narro. Los de Ángel Viadero ni siquiera estuvieron cerca de provocar peligro y lo más meritorio fue conservar el empate al descanso, gracias, en gran parte, a Herrerín.

El paso por vestuarios sentó bien a los sestaotarras, que crecían a medida que pasaba el tiempo. No obstante, el caprichoso fútbol quiso que fuera justo en ese periodo cuando Gorostidi les asestara un golpe en forma de gol espectacular, con un tiro lejano que se coló por la mismísima escuadra. El reto de obtener algo positivo se complicaba en demasía. Aun así, el Sestao River no bajó los brazos y reaccionó de inmediato, marcando sólo cinco minutos después. Fue con un testarazo sublime de Etxaniz en un córner botado por Asier Córdoba, que estuvo muy activo en el segundo tiempo.

Una diana que sentó fenomenal a los verdinegros, que consiguieron igualar las fuerzas en el tramo final, donde el partido se convirtió en un correcalles, con los locales apretando en busca del triunfo y los de Viadero tratando de sorprender al contraataque. De este modo, estuvieron incluso de darle a la vuelta a la situación en una transición dirigida por Aznar, que conectó con Joseda, topándose con una buena salida de Varo para conservar las tablas definitivas. En el tiempo de descuento, Herrerín volvió a intervenir para salvar los muebles a los suyos.

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