Un poderoso Andorra supera al Barakaldo

El cuadro local, con siete de los once jugadores titulares que el curso pasado militaban en Segunda División, pudo hacerse con el mando de la posesión en los primeros compases de juego. Sin embargo, no podía causar peligro ni ser vertical, ya que los de Imanol de la Sota se defendieron a la perfección, con las líneas muy juntas, sin permitir que los andorranos pudieran jugar por zonas interiores, ni realizar pases filtrados para conectar con sus atacantes. Desde luego, los fabriles realizaron una labor encomiable sin el esférico en sus pies.

Ese guion se tradujo en un partido áspero, de pizarra y mucho 'centrocampismo', sin apenas ocasiones para romper el resultado inicial. El único que pudo hacerlo en la primera mitad fue el Barakaldo ya transcurrido el minuto 40 de partido, con un testarazo de Maroan Sannadi en un córner que estrelló en el travesaño. Lo cierto es que los gualdinegros, con el paso de los minutos, parecían cada vez más cómodos, asentados y terminaron mucho mejor ese primer periodo. Sin duda, el equipo que más tendría que reflexionar en el paso por vestuarios debía ser el Andorra, pese a que la igualdad era la tónica dominante.

Es por ello que Ferrán Costa decidió realizar dos sustituciones al descanso y no tardaron en surtirle efecto. Precisamente fue Josep Cerdá el que estuvo a punto de anotar para el Andorra en el minuto 56, de no ser porque Unai Pérez sacó un pie providencial para evitar el tanto. Sólo seis minutos después, Iker Pedernales se puso la capa de héroe para salvar a los suyos cuando Lautaro de León superó a Unai Pérez y se disponía a empujar el balón a puerta vacía. En vistas de ese tramo de sufrimiento, De la Sota también agitó el avispero para introducir tres cambios.

A falta de un cuarto de hora de choque, Borja García cayó al suelo en una pugna con Lautaro de León. El uruguayo continuó hacia adelante y Unai Pérez le atropelló al adentrarse al área. El colegiado señaló penalti. El ondarrutarra, que no estuvo nada acertado en las salidas, logró detenerle la pena máxima a Álvaro Martín con un paradón a mano cambiada. Sin embargo, con mala fortuna, el rechace le cayó al propio lanzador, que pudo resarcirse y marcar. El partido se abrió en el tramo final, pero no benefició al Barakaldo, ya que estuvo más cerca de ampliar la ventaja el Andorra que de conceder el empate.