Empate con sabor amargo para el Amorebieta

El técnico vitoriano metió tres cambios respecto al duelo de la pasada jornada, siendo el más reseñable la presencia del joven Javi Sola en el centro del campo en sustitución del sancionado Ben Hamed. El mediocentro cedido desde Lezama aprovechó la oportunidad e hizo un muy buen partido.

El primer susto del encuentro lo dio un Andorra que salió intenso, intentando igualar el habitual juego intenso y de presión de los azules. Manu Nieto, antes de completarse el primer minuto, recibió dentro del área, recortó hacia dentro y apuntó con su disparo hacia la escuadra, aunque el balón acabó saliendo ligeramente rebotado a saque de esquina. La réplica del Amorebieta no pudo ser mejor. Internada de Camacho por banda izquierda, centro al área al que Selma no llega por poco, Iñigo Muñoz lo deja pasar con inteligencia y Marín fusila con la zurda desde la frontal de la pequeña. Una vez más, los azules se ponían por delante ante su afición.

El encuentro, no obstante, resultó bastante equilibrado y con llegadas de peligro en ambas porterías. Los de Natxo González tenían algo más de balón y buscaban de forma vertical hacer daño al conjunto de Piqué, presente en Urritxe. Le faltó precisión en los últimos metros al cuadro zornotzarra para poder haber ampliado su renta. Selma lo intentó desde la frontal con un disparo que no cogió puerta, al igual que el incombustible Iñigo Muñoz en varias ocasiones. En otra llegada hasta línea de fondo de Camacho, el carrilero madrileño puso un buen centro que Nico Ratti dejó muerto en el área en su despeje, aunque nadie llegó a tiempo para meter la pierna y remachar. También Yuste, tras varios rechaces en el área, probó fortuna con un remate de tijera que salió ligeramente desviado.

Más trabajo tuvo Unai Marino para repeler las pocas pero peligrosas llegadas del Andorra. Los azules presionaban bien y no les dejaron jugar con comodidad, pero cada vez que se acercaron al área vizcaína generaron ocasiones claras. Antes de la media hora, Juanda puso un centro con mucha intención que se paseó sin rematador. El mismo jugador, pocos minutos después, exigió al meta de Ondarroa con un zapatazo duro junto a la base del palo. Aunque la más nítida de todas llegó ya en el añadido del primer acto. Una pérdida de Masllorens en la frontal permitió que el balón le llegase a Manu Nieto con toda la ventaja del mundo. Marino salvó el empate con una gran intervención.

Los dos técnicos movieron ficha en el entreacto. Natxo González metió a Carbonell por Hervías para el carril diestro, mientras que Beto Company introdujo de golpe un triple cambio, entre ellos Erik Morán, dejando bien a las claras que no le había gustado su equipo en el primer tiempo. Lo cierto es que el conjunto tricolor entró mejor a este segundo periodo, embotellando en su área a un Amorebieta que tuvo que redoblar sus esfuerzos defensivos. Sin balón, pasaron muchos apuros ante el empuje andorrano. El recién entrado Almpanis tuvo en sus botas el empate pero, por fortuna para los zornotzarras, su zapatazo desde la frontal se fue junto a la cepa del poste.

El Amorebieta fue ajustando mejor y, con orden, fue capaz de alejar al Andorra, pero siguió echando de menos tener más balón y, sobre todo, asustar algo a los tricolor. El paso de los minutos y el desgaste hicieron que los azules, sin embargo, comenzaran a mostrar fisuras. Y, además, volvieron a pecar una vez más una enorme endeblez en el balón parado que, como en tantos partidos, les acabó pasando factura. En un córner horriblemente defendido, un totalmente solo Erik Morán no tuvo más que poner el interior del pie para empujar el balón al fondo de la portería desde el área pequeña.

Quedaba todavía un cuarto de hora por delante. Natxo González metió pólvora con Kaxe y Vicandi para reactivar a los suyos, que tocaron a rebato para buscar la victoria. Retomaron las riendas del juego y buscaron con cierta insistencia balones al área rival, quizá con demasiada precipitación. Tuvo cerca ese segundo tanto Vicandi en un saque de falta desde la derecha de Camacho, pero su remate de cabeza acabó en manos del portero. Con el partido roto, ambas escuadras lo intentaron hasta el final, pero el marcador ya no se movió más.