El Bilbao Athletic no sale del bucle

En vistas de la fatídica dinámica que atraviesan, Álex Pallarés apostó por realizar varios cambios desde un principio. Introdujo dos grandes novedades en el once, haciendo debutar en el segundo equipo a Asier Pérez, defensa central que llegó en invierno desde la Mutilvera, y a Junior Bita, pivote de 17 años que es un fijo a las órdenes de Carlos Gurpegi en el Basconia. En cuanto a todo lo demás, no hubo muchas modificaciones, más allá del costado derecho ocupado por Mendibe dado a la ausencia de Hugo Rincón y la titularidad de Jon Guruzeta por delante, que no entraba de inicio desde hacía más de dos meses.

Las cosas no pudieron empezar mejor para los cachorros. Sin que nada hubiera ocurrido sobre el terreno de juego, el Bilbao Athletic logró adelantarse a los cinco minutos de juego. La SD Logroñés erró en la salida de balón, interceptando Goti para conectar con Adu Ares. Este último remató desde la frontal del área con la fortuna de que la pelota tocó en Sarriegi, desviando la trayectoria e impidiendo que Jero Lario pudiera hacer nada para evitar el tanto. Cuarto gol del extremo esta temporada, que seguro que se quita la espina, ya que no había visto puerta en los tres meses que llevamos de año.

No obstante, como viene siendo habitual con el filial, la alegría le duró muy poco. Al estar por detrás, los riojanos metieron una marcha más y consiguieron aproximarse varias veces al área contraria. En una de esas acciones, un error defensivo volvió a condenar al Bilbao Athletic. Egiluz zancadilleó en el área a Iker Unzueta cometiendo penalti a los doce minutos. El delantero vizcaíno, que fue uno de los nombres que sonó en invierno para reforzar el filial, fue el encargado de lanzar la pena máxima. Lo hizo a la perfección engañando a Ispizua y colocándola pegada al palo derecho de la portería.

Es la novena diana del ariete de 24 años, que suma las mismas que los dos principales artilleros del Bilbao Athletic juntos: Mikel Goti -5- y Adu Ares -4-. El extremo bilbaíno pudo ampliar su cuenta particular poco después de que los logroñeses igualaran el marcador, pero su disparo cruzado con la zurda se marchó lamiendo la cepa del poste. A partir de ese momento, solo se contabilizaron ocasiones para el bando rival en la primera mitad. Las más claras estuvieron en las botas de Samanes, con un tiro que se desvió por escasos centímetros, y de Egiluz, pero Ispizua le salvó de que se marcara en su propia portería.

No sería una buena tarde para el zaguero durangarra, que en el minuto 53 vio la tarjeta roja directa por una entrada muy fuerte, llegando a destiempo y cazando a Manny Rodríguez. El partido se ponía cuesta arriba para los cachorros, con un hombre menos. Sin embargo, en el partido siguieron reinando constantes disputas en el centro del campo, sin que pasara nada reseñable. Ninguno de los dos equipos mostraba el brío suficiente como para mover el electrónico. Únicamente pudo hacerlo Iker Unzueta en el tramo final, pero Ispizua estuvo atento para rechazar un potente disparo.