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IÑIGO GURRUCHAGA
Londres
Viernes, 30 de octubre 2020, 20:18
Avanzaba joven hacia la calvicie, era miope, no tenía dientes, jugaba a veces con las medias caídas, parecía enclenque... Se quedó con la etiqueta de futbolista sucio en un campeonato en el que hubo varios competidores destacados para ese título. Cuando ganó la Copa del ... Mundo, recorrió el perímetro de Wembley dando saltitos de niño y riendo feliz con aquella boca sin incisivos.
Nobby Stiles, que ha fallecido a los 78 años, fue famoso cuando la peluquería de los futbolistas era el esfuerzo de Bobby Charlton por taparse la calva mientras corría con pelos largos crecidos en el lateral de su cráneo. No había tarjetas. El VAR habría anulado el gol decisivo de Inglaterra en la final contra Alemania. Los hombres se agrupaban en España ante escaparates de tiendas de televisores para ver los partidos en blanco y negro.
Aquel Mundial de 1966 en Inglaterra fue el primero en el que se televisaron partidos en directo. Stiles, que jugaba entonces en el Manchester United, estuvo a punto de perderse la gloria porque los federativos ingleses exigieron al seleccionador nacional, Alf Ramsey, que no volviese a alinearlo tras una entrada macabra por detrás que lesionó al fino centrocampista francés Jacques Simon.
Ramsey se negó y Stiles jugó el siguiente partido, célebre por el largo paseo de Antonio Rattín, capitán argentino, hasta el vestuario, tras ser expulsado por el alemán, Rudolf Kreitlein, por insistirle en que trajese un traductor para entender lo que le decía. Aquella comedia incitó a la FIFA a introducir las tarjetas amarilla y roja en el Mundial de 1970, el más bello de todos, para facilitar la comunicación entre árbitros y jugadores.
Stiles secó al gran Eusebio en la semifinal del 66 contra Portugal y, como si fuese un personaje de Italo Calvino, añadió al de guerrero desdentado el título de bailarín destructor por su danza tras la victoria. Llevaba en sus manos la copa Jules Rimet, que había sido robada por unos ladrones aún no identificados y recuperada in extremis por un perro, Pickles, que la descubrió olfateando entre periódicos en el sudeste de Londres.
Nobby Stiles ganó con el United la Copa de Europa contra el Benfica y varios títulos ingleses. Los vídeos de partidos de aquel tiempo demuestran que era un futbolista extraordinario. Fue en realidad un lector muy inteligente del juego, un Makelele, un Mauro Silva, un Busquets bajito que se movía para estar en el lugar oportuno en el momento adecuado en diferentes áreas del campo, y metía el cuerpo y la bota.
Hijo de la clase obrera de Mánchester, católico cumplidor, desgraciado con la salud y los empleos en el fútbol, pedía a quienes le consideraban un tipo sucio por su entrada impune a Simon que viesen el resto del partido. Decía que no jugó más, que se limitó a pasar el balón, congelado por la vergüenza. El césped estaba húmedo, se resbaló, explicaba. No se paró a interesarse por el caído Simon porque él huía, en aquel Wembley esperanzado, con Inglaterra en casa.
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