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iñigo gurruchaga
Londres
Sábado, 9 de octubre 2021, 10:29
Los aficionados del Newcastle United han pasado de la desolación por el declive del club a una fase de adaptación psicológica, tras convertirse en el club de fútbol más rico del planeta. Los accionarios mayoritarios saudíes tienen más de 425.000 millones de euros y ... superan con su capital a los del PSG parisino o del Manchester City, considerados como los grandes millonarios del juego.
La noticia es un alivio para unos hinchas con reputación de apasionados y que se han quejado durante la mayor parte del reinado de Mike Ashley, al que reprochan una gestión basada en comprar jugadores jóvenes para venderlos con beneficio y no invertir ni en la plantilla ni en el club. Esta temporada no han ganado ninguno de los siete partidos disputados y están en descenso.
El acuerdo entre Ashley y un consorcio en el que el 80% del capital lo pone el Fondo Público de Inversiones de Arabia Saudí se anunció en la noche del jueves. La Premier había aceptado finalmente las explicaciones de los compradores, que culminaban, con el pago de unos 350 millones de euros, una adquisición que han buscado durante dos años.
La Premier bloqueó el primer intento de adquisición porque temía que el club inglés fuese gestionado por un Estado, en este caso el saudí, contra las reglas de su competición. El Fondo comprador es un ente público. Su gobernador es Yasir Al Rumayyan, ahora nuevo presidente del club. El presidente del Fondo es Mohamed Bin Salman, príncipe heredero de la Casa de Saud y viceprimer ministro.
Pero los dueños de la competición habrían recibido ahora «garantías legales» de que el Newcastle no será controlado por el Estado, aunque se desveló en enero que el príncipe heredero había pedido al primer ministro Boris Johnson que influyera para permitir la compra. El otro obstáculo era la permisividad de Riad al pirateo de los partidos de la Premier, cuyos derechos para Oriente Próximo tiene una empresa de Catar.
La operación ha sido gestionada y cerrada por Amanda Staveley, consejera delegada de un sociedad financiera que ha tenido protagonismo en otras operaciones vinculadas los países del Golfo Pérsico. Y se completa con la participación de dos hermanos, los Reuben, nacidos en una familia judía de Bagdad y multimillonarios de Londres con capital en múltiples negocios.
La afición se despide alegre de Ashley, dueño de una gran cadena de ropa deportiva y comprador de grandes almacenes. Su gestión ha sido criticada por saltarse las reglas. Adquirió fama por tener reuniones de empresa en las que la ingestión de cerveza era exagerada y, tras su popularidad inicial en Newcastle, se retiró de la grada salvo en partidos fuera de casa.
Puritanos que lamentan la compra del club por jeques que descuartizan a periodistas que les critican no pueden invocar un pasado glorioso. La última vez que un jeque intentó comprar el club –era en realidad un periodista del 'News of the World' y la reunión transcurrió en un prostíbulo–, el entonces presidente, Freddie Shepperd, le dijo que los hinchas eran idiotas por comprar porquerías de 'merchandising', que las mujeres de Newcastle eran «perros» y que el héroe Alan Shearer era 'Mary Poppins'.
Reto de la salvación
La escuadra de este momento, en donde está el defensa español Javier Manquillo, es la típica plantilla de Ashley para mantener al equipo en la Premier. Rafa Benítez heredó una similar y se marchó, en 2019, desesperando a los hinchas, que se entusiasmaron con su eficacia para extraer jugo, la décima posición en la tabla, de un equipo mediocre para los estándares de la liga más cara del mundo.
Steve Bruce es visto por hinchas como un entrenador 'troglodita', de la vieja usanza inglesa. Es un excentral del Manchester United que, en la pasada temporada giró la tendencia hacia el descenso en un final optimista. El inicio de esta ha sido penoso. Una o dos lesiones pueden quebrar la capacidad goleadora o defensiva de escuadras construidas con tan frágiles mimbres.
Se da por supuesto el despido –con más de nueve millones de compensación– y el fichaje de los entrenadores con mejor reputación y sin trabajo. Y se hacen chistes sobre el nuevo once que pueden construir con tal capital. Pero los nuevos directivos tienen que guiar ahora a un equipo que está segundo por la cola y con la ventana de enero como único recurso para reforzar la plantilla.
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