España organizará el Mundial de 2030 con San Mamés entre las sedes favoritas

La FIFA ha apostado por una fórmula mixta y contentar así a las dos candidaturas, aunque la concesión del Mundial corresponde exclusivamente y por «unanimidad» a España, Portugal y Marruecos. El 'caso Rubiales' no ha hecho mella en la fortaleza de la propuesta ibérica y alauí, que albergará todos los partidos menos los concedidos a los tres socios de la CONMEBOL. En esta ecuación de reparto de protagonismo entran con fuerza San Mamés y Bilbao, una ciudad que formalizó su adhesión al proyecto en verano de 2022 y que salvo sorpresa mayúscula volverá a albergar una Copa del Mundo 48 años después. La Federación Española de Fútbol (FEF) contará en principio con 10 sedes –se hablaba de 11 y de tres en Portugal hasta la incorporación de Rabat, y la final sería en España– y una de ellas lleva el sello de Bizkaia. También San Sebastián y Reale Arena optan al torneo. La FEF aclaró en su momento que estas dos opciones no son excluyentes, es decir, que la designación de una no implica la descalificación automática de la otra. De todos modos, las reglas cambian y con siete años por delante hay que andar con pies de plomo.

Una delegación federativa inspeccionó San Mamés en mayo y el estado rojiblanco recibió una evaluación sobresaliente. De hecho, según avanzó en su momento este periódico, La Catedral obtuvo la calificación más alta de los 15 recintos que esperan albergar el Mundial. Conviene matizar que todavía está por hacerse el nuevo Camp Nou y que el Bernabéu aún sigue en obras –la inauguración está prevista para diciembre–. Junto con estos dos estadios, el Civitas Metropolitano y La Cartuja, el campo del Athletic es una de las apuestas firmes de la FEF. Los otros candidatos a los encuentros mundialistas son Balaídos, El Molinón, Riazor, La Romareda, RCDE Stadium, Nuevo Mestalla –aún embrionario–, Nueva Condomina, La Rosaleda y el Estadio de Gran Canaria. Como es obvio, muchas de estas infraestructuras precisan de una rehabilitación parcial o integral, mientras que San Mamés está en perfecto estado de revista. Tanto es así que acogerá el año que viene la final de la Champions League femenina y en 2025, el partido por el título de la Europa League.

Todavía falta un mundo para definir un montón de cosas, desde las sedes hasta la composición de las liguillas –España, Portugal y Marruecos participarán sin necesidad de jugar las eliminatorias por ser anfitriones–, pero está previsto que San Mamés acoja tres partidos de la fase de grupos y otro correspondiente a las eliminatorias. Así que serían cuatro los choques que se celebrarían en Bilbao y congregarían a miles de personas, lo que se traduciría en un importante impacto económico para las arcas de la capital y de Bizkaia.

Varios son los requisitos que se piden a las 15 aspirantes. Los campos tienen que tener un aforo mínimo de 40.000 espectadores, además de contar con estadios 'satélite' que sirvan de apoyo al principal. Las ciudades deben acreditar una determinada capacidad hotelera y contar con cierto número de establecimientos de cinco estrellas –exigencia FIFA–. Se valorarán también las infraestructuras y accesibilidad de las sedes, como los aeropuertos y rutas de conexión. Y por supuesto el músculo inversor para acondicionar espacios que precisen de obras o retoques, algo que no ocurre con Bilbao ni San Mamés. De hecho, la capital vizcaína ha reforzado en los últimos años su perfil como anfitriona de los grandes eventos y está dotada de todos los recursos para estar a la altura de un Mundial.

La decisión de Bilbao de postularse como una de las sedes de la Copa del Mundo 2030 –lo fue en 1982– vino después del frustrado intento de albergar la Eurocopa. La pandemia obligó a retrasar un año su celebración –de 2020 a 2021– y luego las restricciones sanitarias hicieron que la UEFA retirase la asignación a San Mamés. El Gobierno vasco no permitió la asistencia del público al campo, algo que aprovechó Andalucía para ofrecer La Cartuja. La FEF entendió que de alguna manera estaba en 'deuda' con La Catedral y de ahí, más allá de la excelencia del estadio, que tenga una especial sensibilidad con la casa del Athletic. El Gobierno central cifra en 1.430 millones la inversión necesaria para organizar el Mundial... por ahora.