¿Dónde está Putin?

El presidente ruso fue a la inauguración del Mundial y ya no se ha dejado ver más, pese al buen papel de la selección local

RAFAEL M. MAÑUECO

CORRESPONSAL. MOSCÚ

Sábado, 14 de julio 2018, 01:15

El presidente ruso, Vladímir Putin, amante del deporte y principal artífice de que el actual Mundial de Fútbol se esté celebrando en su país, ha asistido hasta ahora a un único partido del campeonato, el de inauguración, el pasado 14 de junio. Rusia se enfrentó ... aquel día a la selección de Arabia Saudí, a la que venció por cinco goles a cero.

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Después no ha vuelto a aparecer en ningún otro encuentro, ni siquiera en los que jugó el conjunto ruso. Putin sí estará, no obstante, según palabras del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, en la final de mañana entre Francia y Croacia, en la que acompañará a su homólogo galo, Emmanuel Macron y a su esposa Brigitte.

Teniendo en cuenta la vehemencia con la que el máximo dirigente ruso defendió ante la FIFA la candidatura de su país y los esfuerzos desplegados para conseguirlo, sobre todo económicos, se esperaba de él una mayor presencia durante la actual competición, al menos parecida a la que demostró durante los Juegos de Invierno de Sochi 2014. Entonces acudió a varios encuentros de hockey sobre hielo y a pruebas de patinaje artístico. También se le vio con los deportistas rusos en las residencias olímpicas y en los entrenamientos.

Esta vez ha dejado a su equipo y a los aficionados rusos completamente huérfanos. Lo único que hizo Putin el día que Rusia venció a España en octavos de final, el pasado 1 de julio, fue telefonear al entrenador, Stanislav Cherchésov, para felicitarle e interesarse por los jugadores. Después, cuando la selección perdió ante Croacia en cuartos de final, el presidente ruso volvió a hablar por teléfono con Cherchésov para «agradecer a la selección su bonito juego».

Al día siguiente, el domingo 8 de julio, se organizó en Moscú un acto de homenaje al equipo ruso que, pese a su eliminación, ha obtenido el mayor éxito de su historia llegando a cuartos de final. Solo la selección de la Unión Soviética consiguió en 1966 plantarse en la semifinales de un Mundial, el de Inglaterra. Al evento acudió el equipo en pleno, Cherchésov, y decenas de miles de hinchas. No se retransmitió ningún mensaje de Putin a los congregados.

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El zar ruso sí asistió la semana pasada en el Kremlin a un encuentro con las «leyendas del fútbol», el mexicano Jorge Campos, el uruguayo Diego Forlán, el británico Rio Ferdinand, el holandés Marco van Basten o el alemán Lothar Matthäus. Les dijo estar satisfecho porque, gracias al Mundial, «se han roto muchos estereotipos -negativos- sobre Rusia y se ha demostrado que somos un pueblo hospitalario». En la reunión estuvo también presente el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, que ratificó las palabras de Putin.

Lo cierto, según el portavoz de la Presidencia rusa, es que el máximo dirigente del país «ha tenido ocupada su agenda» todo este mes prácticamente con asuntos de Estado. Se ha reunido con miembros de su Ejecutivo y con muchos de los jefes de Estado y de Gobierno que han pasado por Rusia durante el torneo. Por ejemplo, con sus homólogos portugués, Marcelo Rebelo de Sousa, surcoreano, Moon Jae-in, y boliviano, Evo Morales.

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También ha recibido al secretario general de la ONU, António Guterres, o al príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Ben Salman. Sin embargo, otras altas personalidades como el Rey de España Felipe VI o el monarca belga no pudieron entrevistarse con Putin. Tampoco hubo reunión con la princesa japonesa Takamado, pese a tratarse de la primera visita de un miembro de la familia imperial nipona a Rusia en más de un siglo.

El jefe del Kremlin estuvo esta semana en el Monasterio de Valaam, en el lado Ladoga, y volvió después a Moscú para mantener una entrevista con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. El dirigente hebreo asistió después en Luzhnikí al partido de semifinal entre Inglaterra y Croacia, en el que no hubo ningún representante de la Corona británica ni tampoco del Gobierno del Reino Unido a causa del envenenamiento en Salisbury del exagente, Serguéi Skripal y su hija.

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