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La 'Mannschaft', que encadena dos decepciones consecutivas, algo impropio de su leyenda, se estrena ante Japón sin hacer mucho ruido pero con una interesante mezcla de juventud y veteraníaEntra en acción Alemania y eso, en un Mundial, nunca es un asunto menor. La 'Mannschaft' es esa selección que siempre gana en el deporte del once contra once. O al menos era, porque los temibles germanos acumulan dos decepciones consecutivas con las eliminaciones ... en la fase de grupos del Mundial de Rusia 2018 y en los octavos de la última Eurocopa. Vive un momento incierto la cuatro veces campeona del mundo, pero la pujanza de una nueva generación, la experiencia de los supervivientes del equipo campeón en Brasil 2014 y la proverbial competitividad alemana invitan a la cautela.
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Hansi Flick, el hombre que le devolvió al Bayern de Múnich su esplendor con el triplete de 2020, tiene ahora la misión de reconstruir a una selección que en Rusia cayó a las primeras de cambio después de alcanzar al menos los cuartos de final desde su última ausencia, en 1950. El dato lo dice todo en cuanto a la tremenda decepción que supuso la última experiencia mundialista germana. Aquella debacle se llevó por delante a buena parte de la generación campeona en Brasil, pero algunos de los pesos pesados sobreviven para guiar con su experiencia a los jóvenes que comienzan a tirar la puerta.
Neuer, Müller, Gündogan o Götze son los guardianes de las viejas esencias alemanas. Ganar, ganar y volver a ganar, que diría Luis Aragonés. Ellos deben transmitir a Musiala, Moukoko, Havertz o Raum el espíritu tradicional de la selección alemana, con la ayuda de jugadores ya en plenitud como Kimmich, Rüdiger, Sané o Gnabry. Una interesante mezcla de juventud y veteranía que no hace mucho ruido, cosa que hasta inquieta tratándose de Alemania. La mezcla de Flick encuentra su primer escollo en la peligrosa selección de Japón, contra la que lamenta la ausencia por lesión de Sané, lo que podría abrir las puertas del once en el costado izquierdo del ataque al joven Musiala.
En un grupo donde está otra de las grandes europeas, España, cualquier tropiezo convierte el camino hacia los octavos de final en un vía crucis, y eso le da al duelo que abre el grupo E una especial trascendencia. Y es que Japón aspira a superar la fase de grupos por cuarta vez en su historia y una vez allí derribar el techo de cristal de los octavos de final.
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Para ello presenta un equipo con muchos nombres conocidos, muy diferente de aquellos de hace unos años que eran un enigma para el aficionado europeo. Minamino, ex del Liverpool y ahora en el Mónaco; Kamada, centrocampista ofensivo del Eintracht de Fráncfort; Maeda, extremo del Celtic de Glasgow; o Tomiyasu, lateral derecho del Arsenal, ya han dejado su impronta en el Viejo Continente. Más cercanos aún para el seguidor español resultan el 'txuri urdin' Kubo y el jugador del Leganés Shibasaki.
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