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david olabarri
Miércoles, 14 de diciembre 2022
La derrota ante Francia rebajó los ánimos de los aficionados de origen marroquí que siguieron la semifinal en algunos locales de Bilbao. Se vio a menos hinchas que en el choque de cuartos de final frente a Portugal. El equipo galo se adelantó pronto y ... luego sentenció. El ambiente se fue desinflando entre los seguidores marroquíes, orgullosos del rendimiento que ha dado su equipo en Qatar. Una vez finalizado el encuentro encendieron algunos cohetes y bengalas y cantaron al son de un tambor.
El partido entre Marruecos y Francia llenó de aficionados las calles de las ciudades marroquíes y también muchas urbes europeas con gran presencia de esta comunidad. De hecho, 14 de los 26 jugadores convocados para el Mundial de Qatar han nacido lejos de Marruecos: cuatro son belgas, otros cuatro neerlandeses (Ziyech y Amrabat, entre ellos), dos franceses (Boufal), dos españoles (Hamiki y Mohamedi), un italiano y un canadiense (Bono). El eco del encuentro resonó en muchas esquinas del continente, incluida la zona de San Francisco, en Bilbao.
Varios grupos de aficionados cantaban, bailaban y lo grababan todo antes del inicio del choque. Buen ambiente. Dentro del restaurante 'Jawhara' y del bar 'Casablanca', decenas de jóvenes seguidores, alguno con la camiseta del Athletic, siguieron con emoción la ceremonia de los himnos. A coro. Aplausos. Manos en el corazón. En cuanto empezó el juego, ni pestañearon. Pero todo se llenó de caras arrugadas cuando Teo Hernández puso por delante a la selección gala. El segundo tanto de Kolo Muani enfrió aún más los ánimos, aunque muchos aún confiaban en la remontada. Pero no pudo ser.
La afición francesa se echó a la calle nada más acabar la semifinal. En París, el punto de reunión son los Campos Elíseos, allí calificada como la avenida más bella del mundo. Hinchas jóvenes llenaron los alrededores del Arco del Triunfo. «¡Estamos en la final!», se escuchaba. Todo era un desfile de sonrisas y abrazos, incluso entre desconocidos. La noche parisina salió fría y azotada por un viento que movía las banderas.Pero la temperatura entre los seguidores galos era alta, dispuestos a repetir título, algo que sólo han conseguido Brasil en 1958 y 1960, e Italia en 1934 y 1938. La selección de Mbappé y Griezmann, presentes también en el triunfo de Rusia 2018, quiere igualar ese registro. Los aficionados ensayaron ayer en los Campos Elíseos la fiesta que esperan el domingo en la final.
Para Marruecos, el duelo con Francia estaba lleno de historia. El país fue protectorado galo hasta 1956. La selección dirigida por Deschamps, además, es la actual campeona del mundo. Un reto. El combinado magrebí no llegó a Qatar entre los candidatos, pero ha eliminado a equipos como España y Portugal. Ha logrado el hito de ser el primer conjunto africano en pisar las semifinales de este torneo. Ante Francia tenía la ocasión de subir un peldaño más y alcanzar la final. De ahí la expectación de todos sus seguidores, incluidos los de Bilbao.
En Francia no olvidan que en 2007, antes del inicio de un partido amistoso en París entre las dos selecciones, parte de público, la parte magrebí, silbó el himno francés, 'La Marsellesa'. Esta vez, el partido era serio. Mucho. Y hubo pitos a 'La Marsellesa' en el estadio pero también un sector de la afición marroquí pidió a los que montaban el bullicio que dejaran de abuchear. En las calles de Bilbao, con dotaciones de la Ertzaintza atentas desde la distancia por si se producían incidentes, todo discurrió con normalidad durante el encuentro. «A la próxima ganamos», repetían entre cánticos algunos hinchas. Orgullosos de su selección.
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