Martín Bengoa cambia Marruecos por Grecia: «Intentaremos ascender a Primera»

Bengoa manejaba un par de ofertas más de otros clubes de Grecia y otra opción en Polonia, pero se ha decantado por la solidez que representa este Karditsa. Sus primeras impresiones en las escasas sesiones que ha dirimido este mes de agosto son prometedoras: «Hay un grupo impresionante, fantástico», lanza el mediocentro vizcaíno, poseedor de un cañón en su pierna izquierda parado desde el pasado mes de enero. «La ciudad es maravillosa, me he sentido además arropado desde el primer momento», significa sobre una población radicada en el interior del país, con Atenas a tiro de piedra. Un plantel compuesto por jugadores locales aderezados por tres brasileños, un argentino, Juan Larrea, y de momento sin ningún español más en las filas de este Karditsa.

Bengoa pasó por los Infantiles de la Real Sociedad antes de transitar durante ocho años en la cantera de Lezama, por Basconia y Bilbao Athletic en la cúspide junto a las generaciones encadenadas de los Yeray, Williams, Sabin Merino o Lekue. Vivió la etapa en Segunda División con Ziganda, aunque lastrado por las lesiones. Militó en el Deportivo B y SD Leioa antes de su etapa de dos campañas enrolado en la Primera División de Marruecos. «Quiero ser jugador de élite, hay que aprovechar el momento, la vida del futbolista es muy corta», confiesa claramente un Bengoa decidido, que disfruta del balompié y nunca ha querido estancarse en la cerrada rueda de la Segunda B española, donde el salto a la élite escasea. En la Primera División de Marruecos se fogueó, abrillantó su currículum y aprendió de un fútbol diferente, especial: «En el Chabab había jugadores muy buenos, con un gran nivel colectivo. Supe aprovechar esta experiencia», deslizaba. Después, en Tetuán, en el seno del Moghred Atlético, tras un inicio notable, se topó con impagos, denuncias y la vuelta a casa el paso mes de enero para impulsarse, de nuevo, este vez a Grecia, un destino siempre atractivo. Un trampolín para un Martín Bengoa que nunca pierde la robustez.