A sus 17 años recién cumplidos, Lamine Yamal se ha convertido en uno de los futbolistas más aclamados del planeta. Su excelente actuación en la Eurocopa con La Roja y su gran temporada con el Barcelona le han catapultado a la fama. En su formación y posterior despegue como futbolista y estrella mundial, el apoyo de su familia ha sido clave. El amor incondicional hacia ellos lo demuestra cada vez que marca un gol: lo celebra dibujando un 304 con sus dedos, el código postal del barrio obrero de Mataró (Barcelona) donde se crió y al que tiene un gran apego.
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Gabriel Cuesta | Álvaro Soto
En Rocafonda, como así se llama el vecindario donde ha residido hasta que despertó el interés del club blaugrana y se fue a vivir a La Masía, vive gran parte de su familia y sus amigos de toda la vida, con los que empezó a dar patadas al balón. Allí han apuñalado a su padre Mounir Nasraoui, que nació en Marruecos. Su madre Sheila procede de Guinea Ecuatorial y ha pasado toda su vida viviendo primero en Mataró y luego en Granollers.
Los progenitores de Lamine están divorciados desde hace años pero el lateral blaugrana mantiene una excelente relación con ambos, como así se vio en la Eurocopa. Hasta una veintena de familiares y allegados del jugador acudieron a varios de los partidos y fueron testigos del triunfo del joven futbolista.
Seguramente, consciente de las dificultades que su padre y su madre han sufrido en su vida, la humildad ha sido una de sus señas de identidad. Es uno de los valores que le han enseñado. Uno de sus referentes es su abuela Fátima, la madre de su padre. Ahora tiene 73 años, pero a los 40 dejó su Marruecos natal y puso rumbo a España para tratar de buscar un futuro mejor. Cogió un ferry sola desde Tánger y después un autobús que le llevó a Cataluña. En la localidad de Llavaneres, logró un trabajo con el que después consiguió traer a sus cinco hijos. Uno cada año. Mounir llegó con 9 años.
La mujer se ha sacado las castañas del fuego como ha podido: ha trabajado en un cámping hasta en una residencia de mayores. Lamine visita a sus seres queridos en Rocafonda de forma constante y cuando acude a casa de su abuela paterna le pide uno de sus platos favoritos: pollo rebozado.
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Su padre Mounir también es un hombre aferrado a su barrio. El progenitor de la estrella del Barça siente devoción por su hijo y ha jugado un papel fundamental en su carrera deportiva, a pesar de que en un principio quiso que jugara con la selección de Marruecos.
Su madre, Sheila, también está muy unida a su hijo, para el que eligió un nombre de lo más especial. Al parecer, cuando este nació, su familia pasaba por un mal momento y fueron dos personas las que ofrecieron su ayuda a la familia. Los nombres de esos bondadosos seres humanos eran Lamine y Yamal y por eso se los pusieron al pequeño.
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Su madre lleva una vida discreta y vive en el Maresme con su pareja actual. Cuando se divorció del padre de Lamine, Sheila pidió su traslado en el McDonald's de Mataró para poder estar en el de Granollers y apuntar a su hijo al C.F. La Torreta.
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