Valladolid 2-1 Amorebieta

El Amorebieta regala la victoria en Valladolid

En este tercer encuentro de la semana, Mujika apostó por recuperar el dibujo y once que presentó en Lezama contra el Burgos con apenas un par de retoques. En el centro del campo reapareció Carbonell para darle el timón del equipo, y bajo palos colocó a Jonmi Magunagoitia, que venía reclamando a gritos mayor continuidad con sus últimas actuaciones.

El Valladolid entró mejor al partido, o al menos tuvo más posesión. Porque el Amorebieta comenzó a dar avisos desde el inicio. En los primeros diez minutos ya tuvo un par de buenas oportunidades, pero le faltó afinar el punto de mira. Atrás, tuvieron que afanarse y mucho para frenar a un casi indetectable Raúl Moro, que comenzó por banda izquierda pero que fue moviéndose por todo el frente de ataque pucelano. Los blanquivioletas, aún así, no lograron inquietar el marco zornotzarra.

Todo lo contrario que los de Urritxe, que según avanzó el crono fueron sintiéndose más cómodos y generando cada vez más peligro. Lasure, en el ecuador del primer periodo, llegó muy forzado a un centro raso de Núñez que se paseó por el área pequeña. Su remate lo atrapó Masip sin demasiados problemas. El meta formado en La Masía sí que tuvo que emplearse a fondo para atajar un remate de Avilés que ya se colaba para dentro. Lo que no pudo evitar fue el golazo de Manu Hernando a la salida de un córner bien botado por Morcillo. El centro tenso del extremo zornotzarra lo cabeceó el central en primer palo, cruzando con maestría la pelota.

Pezzolano movió ficha de inmediato colocando a Moro junto a Cedric y mandó enviar balones a la espalda de la defensa vizcaína, que mostró algunas dudas. Fue entonces cuando Jonmi apareció de nuevo para salvar por dos veces ante el joven delantero de Abrera.

La música de viento con la que fue despedido el Valladolid al irse a vestuarios, y la lógica del partido, invitaba a pensar que los pucelanos saldrían con ímpetu tras el descanso. Así fue, el cuadro local comenzó a poner centros casi desde cualquier zona, haciendo recular al Amorebieta. El gol del empate, sin embargo, llegó en una acción en la que nunca se puede encajar. Un saque de banda largo de Escudero al primer palo, donde ni Hernando ni Gayá ni Jonmi fueron capaces de impedir la peinada de Juric sin apenas saltar.

Un auténtico regalo que activó todavía más al Valladolid y a su afición, hasta entonces silente. Los azules fueron capeando el temporal como buenamente pudieron. Mujika movió fichas buscando ajustar. Incluso tuvieron una muy buena opción para poder tomar de nuevo ventaja en el marcador, pero nadie llegó al magnífico envío de Mier desde línea de fondo.

El Amorebieta resistía las acometidas pucelanas, pero a loa de Urritxe les esperaba un cruel final. En un córner, Juric tocó de cabeza, el cuero rebotó en Gayá y quedó muerto en el área pequeña, donde el más rápido en meter la pierna fue Salazar, que no perdonó. Pudieron los locales incluso anotar el tercero en el añadido, con el Amorebieta volcado a la desesperada, pero Tunde perdonó lo imperdonable.