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Letizia Gómez
Lunes, 2 de diciembre 2024, 23:28
El Eibar quería vencer y convencer y, aunque no faltó la dosis de sufrimiento habitual, el conjunto dirigido por Joseba Etxeberria pudo cumplir los dos retos que se había marcado. Lo primordial era conseguir un triunfo que vale su peso en oro gracias a un ... nuevo gol de un Jorge Puertas que parece haberle cogido ya la medida a la portería de Ipurua, pero también era importante que el equipo recuperara las sensaciones ofensivas que habían ido perdiendo por el camino y el monólogo protagonizado en la primera mitad refleja que cuando la maquinaria se engrasa bien, funciona.
Si bien es cierto que la última plaza de playoff de ascenso que ocupa el Zaragoza le quedaba casi a la misma distancia que los cuatro que le separaban de un Córdoba que cierra la terna de candidatos al descenso, la realidad actual del conjunto armero le tiene mirando por el retrovisor para vigilar que los de atrás le echen el guante.
Y, aunque el Cartagena no llegaba precisamente en disposición de atraparle porque apenas ha sido capaz de sumar 10 puntos en lo que va de campeonato, su angustiosa situación le convertía en una seria amenaza de cara a su imperativa necesidad de reparar en Ipurua los estragos que está causando su insuficiencia para traerse algo positivo de sus visitas, en las que ha acumula cinco derrotas consecutivas por la mínima, sin un solo gol que llevarse a la boca.
De ahí que lo primero que llamó la atención del plan de acción por el que se decantó Joseba Etxeberria fue la ausencia de Jon Bautista, empatado como máximo anotador del equipo junto a Antonio Puertas con tres tantos, que por segunda vez en lo que va de campaña se quedó en el banquillo, al igual que ocurrió hace dos semanas en el choque ante el Deportivo en Riazor.
Y tal y como pasó allí, su papel como referente ofensivo lo volvió a interpretar Jorge Pascual, más motivado que nunca tras el doblete que otorgó el último triunfo en casa ante el Racing de Ferrol, que entregó su testigo en la mediapunta al canterano Madariaga, bien escoltado desde los flancos por Antonio Puertas.
Sin opción a alterar la medular ante la prolongada baja de Matheus, la línea que sufrió una mayor transformación fue la defensiva, de la que desaparecieron tanto Chema, involuntario protagonista del error que costó la derrota en El Plantío de Burgos, como Cubero y Hodei Arrillaga, dejando paso Carrillo en el eje central, y a Corpas y Cristian en las bandas en busca de una mayor profundidad.
Eibar
Jonmi; Corpas, Carrillo, Arambarri, Cristian (Hodei Arrillaga, m. 85); Sergio Álvarez, Peru Nolaskoain (Kento, m. 75), Guruzeta, Madariaga, Antonio Puertas; Jorge Pascual (Bautista, m. 75)
1
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0
Cartagena
Campos, Jorge Moreno, Alcalá, Olivas, Ríos Reina (Jairo, m. 63); Andy Rodríguez (Alfredo Ortuño, m. 70), Musto, Hugo González (Pocho Román, m. 70), Escriche (Luis Muñoz, m. 70), Cedric Teguía y Gastón.
Goles: 1-0, Jorge Pascual (m. 27).
Árbitro: Andrés Fuentes Molina (comité valenciano). Amonestó a Alcalá.
Incidencias: 4.029 espectadores se dieron cita en el partido que cerraba la 17ª jornada liguera. En la grada se pudo ver, entre otros, al jugador del Athletic Gorka Guruzeta, que no se quiso perder la actuación de su hermano Jon.
Y vaya si la encontró, puesto que después de varias semanas transmitiendo una inquietante incapacidad para generar acciones ofensivas de peligro, el Eibar reclamó la propiedad del balón, convencido de tener más recursos que los que estaba mostrando en los dos últimos meses.
Sin dar opción a su rival a salir a la desesperada para aferrarse a una esperanza casi inexistente, los armeros iniciaron un asedio sin tregua, sin dejarse llevar por los nervios porque los remates iniciales que firmaron Jorge Pascual, Corpas y en dos ocasiones Madariaga no encontraran la meta buscado.
Sentían que era cuestión de tiempo que la portería visitante acabara siendo perforada y el abrelatas para conseguirlo lo utilizó a la perfección Jorge Puertas, que culminó con un espléndido remate una precisa acción con la que la escuadra armera se presentó con solo dos pases, a cada cual mejores, en el área del Efesé.
Porque si el balón en profundidad que Carrillo facturó desde la medular con destino a Cristian contenía muchos quilates, el control y el pase sin dejar que botara que el marbellí transportó hasta el punto de penalti donde se encontraba Jorge Puertas fue oro puro. Y, por supuesto, el remate del almeriense según lo vio venir puso el broche de diamantes al marcar el gol que, a la postre, serviría para que el Eibar sellara otro triunfo en Ipurua.
Pero, por mucho que oliera la sangre saliendo a borbotones de la herida del Cartagena, el conjunto azulgrana ni podía ni debía darle por muerto, por lo que continuó con el cuchillo entre los dientes dispuesto a enterrarlo.
Y fue una vez más el delantero andaluz el que lanzó la daga para colarla ajustada al palo, pero en esta ocasión Pablo Campos adivinó sus intenciones y se lanzó con todo para mantener a su equipo con vida de cara a la segunda mitad.
Ahí ya el panorama cambió por completo, porque sin mucho más que perder el Cartagena salió dispuesto a morir matando, aunque después de que Jonmi detuviera la única opción opción que dispuso Jairo, el Eibar volvió a recuperar la calma y el control. De hecho, llegó a sentenciar con un tanto de Madariaga que fue anulado por un ajustado fuera de juego de Bautista.
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