Fernando Romero
Viernes, 22 de diciembre 2023, 18:28
El panorama con el que cierra el Amorebieta la primera vuelta de la temporada es tan sombrío como la noche de ayer, en la que los azules encajaron un golpe directo que dejó prácticamente noqueado al equipo. La derrota sufrida ante el Alcorcón es, más ... allá de los que supone en la clasificación, ya de por sí delicado, un palo a la moral del vestuario, que ve cómo no les sale nada a derechas.
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Si el duelo de hace unos días ante el Zaragoza podía hacer prever o dejaba vislumbrar un nuevo aire, el de este jueves en Lezama fue una involución. Los zornotzarras fueron otra vez un querer y no poder. En un partido en el que había tantísimo en juego, faltó intensidad, faltó valentía. El Alcorcón echó mano del fútbol más elemental, y de un Koldo Obieta muy motivado ante sus ex y jaleado por sus amigos desde la grada, para llevarse el triunfo. Balones en largo, segundas jugadas y, sobre todo, creer en lo que hacía.
No fue, en absoluto, un encuentro brillante ni atractivo. Nadie esperaba que lo fuera viendo la situación de unos y otros. Pero en esa lucha por querer salir del pozo, da la sensación de que el cuadro alfarero le puso más convencimiento, mientras que el Amorebieta se fue viniendo abajo a medida que encajaba los golpes.
«Hemos estado espesos con balón, sin balón, hemos ganado muy pocas segundas jugadas, nos han creado dudas… lamentaba un cariacontecido Jandro Castro al término del encuentro. «Nos ponemos por delante y nos empatan al de dos minutos. Eso nos hizo bastante daño», admite. «Ellos no habían generado mucho, nosotros tampoco, pero esas segundas jugadas siempre caían de su lado», incidía. «Aposté por los mismos once porque el otro día vi al equipo muy bien, me gustó lo que vi, y he intentado dar continuidad. Pero no ha salido tan bien», explicaba igualmente.
Lo de ayer fue la punta del iceberg en un Amorebieta que tenía en este mes de diciembre una oportunidad medianamente propicia para encarrilar de algún modo su situación. Tres de los cuatro choques de este mes los ha jugado al abrigo de su afición, que ha tenido que ver cómo se ha podido sumar únicamente el punto ante el Zaragoza. Uno sobre nueve posibles. Un bagaje del todo escaso que deja a los azules a ocho puntos de la permanencia. El doble que el término de la primera vuelta de hace dos temporadas, cuando 'sólo' le separaban cuatro puntos del Mirandés
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«La gente está muy tocada, el parón nos viene hasta bien para limpiar la cabeza y a la vuelta trabajar y seguir, no nos queda otra», lanzaba Jandro tratando de enviar un mensaje de cierto positivismo. O al menos de paciencia. «Que la gente recargue pilas, tenemos que venir a tope para trabajar, seguir, mejorar… Tenemos que intentar pensar solo en el siguiente partido y ver dónde podemos llegar».
El calendario marca que ese siguiente partido será el choque de Copa ante el Celta en Urritxe, un encuentro que vista la necesidad con la que llegan ambos contendientes podría decirse que incomoda. Aunque el técnico asturiano prefiere ver en él una oportunidad. «Es un partido bonito para el pueblo, se juega en Urritxe, nos puede venir bien para que gente que no está jugando tanto se pueda mostrar. Tenemos muy claro que el objetivo es el que es, pero la Copa la vamos a competir también porque el club está por encima de todo. La gente del pueblo va a ir y queremos darle una alegría», relata el preparador de Mieres. «De momento vamos a descansar, que nos va a venir bien».
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