El momento más delicado para el Amorebieta

Prácticamente nada de aquello bueno que se puso sobre el tapete 'sobrevive' en estos momentos en el cuadro zornotzarra, que encadena ya siete jornadas sin conocer la victoria en las que únicamente ha sido capaz de rescatar dos puntos sobre veintiún posibles. Una racha que ha llevado a los azules hasta la zona roja de la tabla. Aunque lo más preocupante no es la situación clasificatoria en sí, sino las sensaciones que transmite un equipo que parece haber perdido su esencia, la que le llevó a ser campeón y ascender de forma directa.

El retorno a la División de Plata parecía están soportado por mimbres más que suficientes para afrontar esta nueva aventura en el fútbol profesional con garantías. Y los hay. Pero no terminan de estar engarzados como deberían. Eso ha convertido al Amorebieta en un equipo endeble en el que los errores propios y las faltas de concentración se han convertido en una peligrosa constante.

Al abrigo de Lezama, el Amorebieta aún parece sostenerse, es capaz de completar partidos medianamente aseados en los que muestra al menos la intensidad necesaria para competir en una Segunda División que castiga cualquier mínimo despiste. Pero lejos de las instalaciones rojiblancas, la cara que se muestra es bien distinta, como si del 'extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde' se tratara. Aunque en este caso ya no es algo extraño, sino la tónica habitual de los zornotzarras.

Ocurrió en la etapa anterior de los azules en Segunda y se está repitiendo esta temporada. En aquella campaña de su debut en el fútbol profesional, el Amorebieta logró tan sólo una victoria como visitante, la cosechada ante el Málaga en La Rosaleda, todavía con Iñigo Vélez de Mendizabal en el banquillo. Desde que le sustituyó Mujika, la dinámica no ha variado un ápice. En aquella recta final de curso, sólo logró empatar ante el Zaragoza en La Romareda. Este año, el punto sumado en Albacete y nada más. Un bagaje a todas luces insuficiente.

El choque en el Nuevo Pepico Amat ante un rival directo como era el Eldense se presentaba como una buena oportunidad para que el Amorebieta diera ese paso adelante tan necesario para comenzar a revertir su situación. Lo intentaron, cierto eso, una vez más liderados por un Josue Dorrio que tira del carro como puede, con pinceladas de Avilés y agradeciendo el excelso trabajo de la pareja de centrales ayer formada por Manu Hernando y Félix Garreta.

Pero por tercera jornada consecutiva los de Haritz Mujika fueron incapaces ya no sólo de marcar, sino de prácticamente mandar un balón entre los tres palos. Al Eldense, con las ideas mucho más claras, le bastó con ser capaz de crear una genialidad a partir de un saque de banda y convertir un penalti por inocentes manos de Sibo.

El posterior mensaje de Haritz Mujika en la sala de prensa tampoco fue especialmente alentador ni crítico. Parecía más bien de resignación. De un 'esto es lo que hay'. Aseverar que «hemos estado acercándonos mucho al área pero no hemos sabido terminar las ocasiones que hemos tenido» es una obviedad. «No sé cómo explicarlo. Nos ha faltado precisión, querer, tener ese hambre…», añadía.

«Estamos dolidos porque creíamos tener una buena oportunidad para ir para arriba, es un varapalo», lamentaba el técnico de Pasajes. «Con trabajo y esfuerzo llegará nuestra racha positiva, debemos seguir trabajando cada vez más y mejor. Con ese convencimiento tenemos que seguir trabajando, con mentalidad ganadora como hemos demostrado en otros partidos», valoraba un Haritz Mujika que tiene mucha tela que cortar.