El Amorebieta se trae un valioso punto de El Molinón

Apostó Haritz Mujika por retocar su habitual dibujo para tratar de frenar el poderío ofensivo del Sporting, y no le salió del todo mal, al menos al nivel defensivo. Cierto es que el encuentro fue prácticamente un monólogo de los astures durante los primeros cuarenta y cinco minutos, pero tampoco lograron inquietar en exceso al internacional Pablo Campos.

De hecho, el primer aviso del encuentro lo dio el Amorebieta apenas iniciado el duelo con un centro chut de Núñez que Edwards logró peinar, aunque no darle buena dirección. En el intenso inicio de partido, el Sporting también pudo marcar con un remate de Otero que sacó bien Campos y, sobre todo, con un zapatazo raso de Cote que le sacó astillas a la cepa del poste.

A partir de ahí, el encuentro entró en una dinámica mucho más calmada en la que la iniciativa fue por completo de los de Miguel Ángel Ramírez. Sí que dieron sensación de peligro los rojiblancos con sus llegadas por banda, pero fue solo eso. El Amorebieta, muy armado atrás, y pese a varias pérdidas en zonas de riesgo, solventó la papeleta con éxito relativo.

La parte negativa fue, una jornada más, la parcela ofensiva. La disposición del equipo dejaba la portería de Yáñez a muy larga distancia y con pocos efectivos para tratar de hacer daño. Avilés lo buscó con algunos desmarques al espacio, Edwards trató de recuperar en zonas altas… pero todo se quedó en eso, en intentos baldíos. Morcillo, de nuevo titular, probó fortuna con un libre directo muy lejano que atajó sin problema el meta locales y un par de centros que no llegaron a su destino.

Mucha mejor cara tuvo el cuadro zornotzarra en la reanudación. Un primer cuarto de hora en el que estiraron líneas y buscaron con más intención que claridad la meta asturiana. La más clara la tuvo Kwasi Sibo, cuyo remate desde la corona del área se fue rozando la escuadra. Eran los mejores momentos del Amorebieta en el encuentro ante un Sporting que la primera que tuvo, la mandó para dentro. El recién entrado Guille Rosas puso el balón a la espalda de la defensa y Gaspar apareció en velocidad para fusilar.

Un jarro de agua fría del que los vizcaínos se recuperaron con rapidez. El balón parado, y una cierta dosis de fortuna, permitió al Amorebieta devolver las tablas al marcador solo siete minutos después. Gayá cazó un rechace en un saque de esquina, puso el interior del pie para impactar de primeras un balón que se le escurrió de las manos a Yáñez y que se le acabó colando entre las piernas.

Ninguno de los dos equipos dio por válido el empate. Otero obligó a Campos a hacer una parada espectacular para salvaguardar el empate minutos antes de mandar un potente cabezazo al travesaño. Con el partido roto, el Amorebieta acarició su segunda diana con buenas transiciones y llegadas con muchos efectivos al área. Esta vez no le faltó fe, pero sí acierto para resolver. Al igual que a los asturianos, acuciados por las prisas.