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Fernando Romero
Lunes, 27 de mayo 2024, 18:49
La larga, loca e intensa Liga Hypermotion llega este próximo fin de semana a su punto final. Una última jornada de competición a la que el Amorebieta ha conseguido llegar con vida. No solo eso, sino que también ha logrado hacerlo dependiendo de sí mismo para poder alcanzar el objetivo de la permanencia. Una meta marcada a fuego por los zornotzarras cuando hace un puñado de semanas se veían en el abismo.
Son casi tres meses de intensa lucha, golpes superados y, especialmente, un incansable trabajo partido a partido que ha ido dando sus frutos, permitiendo recortar una desventaja que se fue hasta los diez puntos hasta dejarla en tan solo uno. No cabe duda de que cuando los de Urritxe estaban descolgados, muchos -dentro y fuera del vestuario- hubieran firmado llegar a este escenario. Complicado, sí, pero no imposible. Porque si el Amorebieta gana en la última jornada en Miranda, seguirá siendo equipo de Segunda División. Todo a una carta.
No hay más vuelta de hoja para el equipo de Jandro, que el domingo sufrió lo indecible en Lezama para contener al Espanyol y mantener vivo el fuego de la esperanza. Esa que nunca perdieron. El conjunto blanquiazul propuso más en el verde que los de Urritxe, quizá más preocupados de guardar la ropa que de arriesgar en ataque. Aunque un equipo como el periquito, con futbolistas de primera línea, es lógico que termine imponiendo su mayor calidad para encerrar al rival en su área.
Esta vez David no tumbó a Goliat, pero sí que le mantuvo a raya. Pese a las acometidas de los de Manolo González el esfuerzo colectivo del Amorebieta propició más bien pocas ocasiones de peligro sobre la meta de Jonmi Magunagoitia. Algún balón parado, como la falta botada por el pichichi Martin Braithwaite o la pelota rechazada que cazó Keidi Bare y que mandó junto a la cepa del poste, y poco más.
Ese empuje visitante propició que los azules no tuvieran el protagonismo deseado con la pelota, con Unzueta primero y Jauregi después demasiado solos en ataque. Con todo, los de Jandro tuvieron sus opciones para haber vuelto a dar un susto al Espanyol. El empate final dejó mejor regusto entre la parroquia local que entre los apenas doscientos aficionados visitantes que se dejaron ver por Lezama, muy críticos con su equipo durante muchas fases del encuentro.
Al Amorebieta, al menos, le sirve para estar donde quería estar, allí donde muchos pensaron que no llegarían: con opciones reales de salvarse en la última jornada. «Con el empate dependemos de nosotros mismos, que es lo que queríamos», confirmaba Jandro al término del encuentro. «Queríamos depender de nosotros mismos y seguimos dependiendo de nosotros mismos. Tenemos que ir a ganar a Miranda», lanzaba el asturiano, un técnico que llegó en medio de muchas dudas y que se ha ido encargando de disiparlas de un plumazo jornada a jornada.
«Este equipo lo da todo siempre, y cuando lo dan todo yo no puedo pedirles nada más. Es la leche cómo está el equipo y el compromiso que tiene», destacaba el de Mieres. «Llevamos muchos partidos jugando finales, y el compromiso, el querer y el creer del equipo es muy grande. Por eso estábamos donde estábamos y ahora estamos donde estamos», proseguía.
Ya solo queda por delante la 'final' de Anduva para los azules, en la que están obligados a ganar para superar al Mirandés en la tabla. «Queríamos esto, queríamos llegar con vida y dependiendo de nosotros. Y lo hemos conseguido».
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