El Amorebieta insiste en sus debilidades

Fiel a lo planteado en las últimas semanas, Haritz Mujika dispuso la ahora ya habitual línea de cinco atrás con tan sólo un par de retoques en el once. Retornaban los sancionados Álvaro Núñez, que ocupó el lugar de Jorge Mier en el carril diestro, y Kwasi Sibo, que formó dupla en el eje con Morán, relegando a Carbonell al banquillo.

Como ya vaticinó el técnico de Pasajes en la previa, el choque ante el Burgos no fue precisamente un duelo de juego preciosista. Los de Jon Pérez 'Bolo' acudieron con un plan de partido muy claro que pasaba por acumular mucha gente cerca del área y velocidad por las bandas. Y le funcionó bastante bien, aprovechando los desajustes que dejaba el cuadro zornotzarra.

A pesar del empuje de los burgaleses y la poca presencia con balón que tuvo el Amorebieta, lo cierto es que fueron los azules los que gozaron de las mejores ocasiones en la primera media hora de juego. Faltó, una vez más, esa pizca de acierto que viene lastrando a los azules. A los diez minutos, tras un robo de Avilés, Sibo se animó con un lanzamiento desde la media luna que se fue muy cerca de la escuadra. Mucho más clara fue la que Josué Dorrio, que recibió de espaldas a portería pero fue capaz de revolverse bien para soltar un latigazo que se marchó rozando la cepa del poste.

Sin embargo, desde ese momento, el Amorebieta desapareció. El Burgos dio un paso adelante en su presión y complicó la salida de los vizcaínos, que no encontraban soluciones. Obligados a jugar en largo, y sin jugadores en el campo capaces de pelear y bajar esos envíos, les tocó afanarse en defensa.

Borja avisó con un disparo de primeras que Pablo Campos despejó bien en primer palo, Fer Niño también estuvo a punto de anotar en otro lanzamiento que se fue muy cerca de la madera. Y al final, en el minuto 44, en una acción de mala fortuna, fue Félix Garreta el que introdujo el balón en su propia portería en el intento de despejar un centro raso del nueve del Burgos.

La solución que buscó Mujika tras el paso por vestuarios fue dejar a un desacertado Jon Morcillo en la caseta para dar entrada a un Luis Quintero a quien el míster está dando cada vez mayor presencia. Obligado por la situación, el Amorebieta le metió una marchita más a su juego. Algo que se notó también con las entradas de Jauregi y Carbonell a la hora de partido. Acarició el empate en un potente lanzamiento de Lasure que Caro sacó con la manopla y que Elgezabal se encargó de salvar de cabeza sobre la misma línea. Pero el Burgos, agazapado y resguardando el marcador, metió miedo de vez en cuando con contras de vértigo, como la que protagonizó Dani Ojeda que acabó con el balón estrellado en la madera.

Un impetuoso Amorebieta buscó con insistencia posiciones ofensivas, llegando a generar buenas llegadas. Quintero buscó la escuadra pero le faltaron centímetros. Al igual que a Dorrio, que buscó cruzar de primeras un servicio de Lasure. Los azules no cejaron en su empeño pese a que el Burgos trató de dormir el juego usando todas las armas posibles. Jauregi estuvo a punto de reencontrarse con el gol tras un centro de Quintero, pero Caro voló para desviar a córner.

Casi a la desesperada, Mujika recuperó su esquema más clásico para pasar a jugar con dos delanteros puros. Fue un acoso constante. Pero no fueron capaces de derribar la muralla de 'los hijos del frío'.