La efectividad del Ejea ahoga a un Leioa carente de acierto

La primera mitad fue de dominio alterno. Arrancaron con intensidad los locales, pero los azulgranas -que jugaron con la equipación verde en tierras aragonesas- fueron los primeros en crear peligro. Garai cazó un balón al borde del área y empalmó un disparo cruzado que el cancerbero local despejó con apuros a córner, en el minuto 5.

El Ejea lo intentaba, pero las imprecisiones impedían trenzar las últimas jugadas y llevar el peligro hasta el área rival. Y cuando se aproximaban, los remates salían desviados o los despejaba la defensa rival. Las sensaciones del Leioa eran buenas. Cerca de la media hora de juego, Segado botó una falta que otra vez despejó a córner Miguel, de puños. Todavía Sergio García y Arturo Segado jugaron sus bazas, pero el cancerbero local las abortó con acierto.

El conjunto local parecía inofensivo, hasta que Javi Álamo entró en acción en una jugada, cuando se cumplía la media hora. El potente delantero recortó a un defensa rival, encontró hueco para chutar y percutió para obligar a intervenir a De Miguel, hasta entonces casi un espectador en el partido. Si el choque prometía para el Leioa, por méritos, el jarro de agua fría llegó en el 47. En esos dos minutos de descuento del primer período, en una contra que acabó con un centro por la banda derecha, apareció Dani Segovia en el primer palo para empujarla a la red.

El gol psicológico pesó. El equipo de Galdós encaró el arranque de la reanudación con menos ímpetu que los locales. Y en un despeje en el área, el cuero llegó a Carracedo, que estaba sólo y sacó un tiro cruzado ante el que nada pudo hacer De Miguel. El 2-0 del minuto 60 sí escoció a los de Galdós. A partir de ahí, aumentaron su intensidad.

Su protagonismo se incrementó. Garai sirvió Pradera, que chutó para salir fuera rozando la escuadra. Un minuto después, Asier Goti aprovechó un error local. Carracedo despejó en el área, en lugar de dejar salir a córner el balón, y su intento de alejar el peligro acabó convirtiéndose en un centro a Yurrebaso, que acortó distancias.

A partir de ahí, se notó el ímpetu del Leioa, pero ninguno de los ataques fraguó. Se intentó. Yurrebaso vio a Miguel adelantado y disparó desde lejos para sorprenderle, pero el cuero salió ligeramente alto. Después fue el turno de Goti, pero el cancerbero del Ejea detuvo su disparo.