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fernando romero
Gernika
Viernes, 24 de mayo 2019, 16:09
Con los ecos del final de la temporada resonando aún en el horizonte, llega el momento de hacer balances. En Gernika, tras consumar su descenso, el mazazo ha sido grande. «Una decepción», en palabras de su entrenador, Urtzi Arrondo. Pese a imponerse en los tres ... últimos encuentros ligueros, el cuadro foral no ha podido salvar la categoría y jugará el curso que viene en una Tercera División que se prevé muy exigente. «Veníamos con la ilusión de hacerlo bien a un club que tenía el listón muy alto después del año pasado, y al final lo que queda es el descenso, que es una decepción», insiste el técnico. «Para mí el primero, pero sobre todo para el club y para los jugadores que llevan tantos años aquí».
Un Gernika que se ha visto lastrado sobremanera a lo largo de toda la campaña por la infinidad de empates cosechados (18 en total) y que han impedido al equipo despegar. «Tanto empate te lastra, sobre todo cuando has hecho buenos partidos. Por eso la sensación general del año es buena, y por eso he mantenido yo también el puesto, porque el equipo no ha dado nunca la sensación de estar muerto», se sincera el de Beasain. «Todos dirán que han hecho méritos, pero los resultados han sido muy injustos muchas veces con nosotros», lamenta. «Lo peor es que prácticamente hemos bajado dos veces, el día del Izarra y en Lasesarre. Vivir esos momentos es duro. Yo llevo un año y no puedo llegar a sentir tanto el club como otros que llevan aquí ya mucho tiempo, pero es una frustración por el trabajo bien hecho por parte de todos. Y luego, ver a estos jugadores derrumbarse ha sido duro», incide con pesar el titular del banquillo de Urbieta.
«Desde el inicio nos metimos ahí abajo, y la verdad es que lo hemos llevado bien para como hemos estado todo el año. Eso nos ha hecho llegar vivos también hasta el final». Una situación para la que Arrondo considera fundamental la unión que existe dentro del vestuario de Urbieta. Si hay algo que el técnico tiene claro, es que «con otro grupo humano no hubiéramos podido pelear hasta el final por salvarnos. A pesar del inicio 'jodido' que tuvimos, supimos mantener el nivel competitivo, y eso con otro grupo es imposible», se felicita.
Para Urtzi Arrondo, precisamente ese aspecto humano y el carácter familiar del club es la esencia del Gernika, desde donde han surgido los mejores recuerdos que podrá llevarse de esta amarga temporada. «Lo mejor son los momentos que hemos vivido en el vestuario. Las victorias y las derrotas, estés donde estés, las vas a tener. Te quedas con las personas, con lo que has vivido con ellas. Porque lo que pasa en el campo ya no depende solo de lo que hagas tú», relata. «Hemos puesto el corazón en todo lo que hemos hecho. Me quedo, sin dudarlo, con el espíritu del equipo».
En el apartado personal, el técnico gipuzkoano agradece el «apoyo total» que ha sentido durante todo el curso desde todos los estamentos, «sin queja alguna, ni por parte del club ni a nivel externo». Arrondo quiere agradecer también a la afición el estar ahí en todo momento, especialmente en el último encuentro en Lasesarre: «Eso te ayuda también y hace grande el camino. Los buenos y los malos momentos, si no tienes con quien compartirlos, no se valoran. Esto lo recordaremos siempre. El otro día fue un día intenso, jodido, pero también muy bonito». «Como entrenador, era mi primer año en Segunda B, y he aprendido mucho. De la categoría, del cuerpo técnico, de los jugadores… y he disfrutado. La pena es no haber respondido a las expectativas del club de mantenerse», declara. Sobre su continuidad al frente de la nave blanquinegra, Arrondo manifiesta que «yo he estado muy a gusto y me gustaría seguir, pero es una decisión del club. Sería entendible (que no continuara) porque no se han conseguido los objetivos y se ha bajado».
De lo que se siente muy orgulloso es «del legado que está dejando esta generación de jugadores, ya no solo en lo futbolístico sino también en lo humano. Es brutal. Ya a nivel de juego se está viendo, con los ascensos de categoría del juvenil y del 'B'. Seguro que irán saliendo más 'Otiñanos', 'Torreladais', 'Etxabes'… de abajo». «Es imposible imaginar este club sin jugadores como los que he mencionado y sin gente de casa. Son los que en los momentos jodidos mantienen la estabilidad», proclama.
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