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Javier Beltrán
Lunes, 17 de mayo 2021, 14:40
Aitor Córdoba vive su segunda campaña en el seno del Burgos CF, rival este domingo del Bilbao Athletic en el playoff de ascenso a Segunda División en el Francisco de la Hera de Almendralejo. Se trata de su primera experiencia foránea después de su amplio periplo en la SD Leioa, donde había desarrollado su carrera futbolística. El Athletic barajó incorporar al mayor de la saga de los Córdoba, central con clase y salida de balón, para el Basconia y después para el propio filial en un par de ocasiones. Ya militaban en la categorías inferiores los extremos zurdos Asier (2000), alistado en Osasuna Promesas desde el pasado verano tras declinar una oferta para seguir en el filial rojiblanco, y que ha ido convocado en varias ocasiones con Jagoba Arrasate, e Iñigo (1997), asentando en el primer equipo de Marcelino García Toral y cedido desde enero en el Alavés, aunque lesionado desde hace semanas.
Aitor Córdoba (21-5-95) se decantaba por acabar sus estudios universitarios entrenando por las tardes en las instalaciones de Sarriena, siendo capitán de su primer equipo tras promocionar desde su juvenil con prontitud sin tanta presión como en el Bilbao Athletic, que exige sesiones matinales. El central es socio del Athletic y seguidor del juego de Javi Martínez, aunque siempre ha priorizado la Ingeniería sobre el fútbol. En el Leioa, donde aterrizó en segundo año de Cadetes, cosechó el ascenso a Segunda B y debutó ante el Fuenlabrada para cubrir al veterano delantero Pachón con apenas 18 años. Pese a su precocidad y que sus dos hermanos pequeños ya despuntaban en la factoría de Lezama, descartó entrar en Lezama alegando incompatibilidad con los horarios de su carrera, y por sentirse muy identificado en su club. También declinó una oferta posterior del Barakaldo para seguir en el eje de la defensa del Leioa.
Curiosamente, hace dos veranos, ya listo para el salto y volar de su zona de confort, su destino le lanzaba a recalar en un club griego de Primera, pero finalmente se desbarató esta opción y se decantó por sumergirse en el proyecto de un Burgos CF con un proyecto de ascenso a Segunda División. Alcorcón y Numancia también manejaron su nombre. Ahora, Aitor lucha con Zabaco y el también vizcaíno Unai Elgezabal por la titularidad de este Burgos. Su técnico, Julián Calero, también tira de sus prestaciones, como corroboró en la semifinal ante el Calahorra, en la que jugó desde el arranque de la segunda parte precisamente supliendo a Galder Cerrajería, el tercer vizcaíno de la escuadra castellana. El mayor de los Córdoba casi marcaba un gol de cabeza ante el equipo riojano a la salida de un córner. Su remate rozaba el larguero.
El delantero Guillermo Fernández, ex del Athletic y que pasó por las filas de Numancia y Elche, es el cuarto vizcaíno en discordia del rival de los cachorros y Eneko Undabarrena, pivote, ex de Leioa y SD Amorebieta, el quinto. Galder Cerrajería con experiencia acreditada en la Liga SmartBank, lanzaba en este periódico la semana pasada sobre esta fase definitiva de la temporada que «para eso estamos, hemos hecho un curso con buenas sensaciones y ahora es cuando se parte el bacalao; vamos al lío, a ver si conseguimos estar en Segunda el año que viene», se sinceraba cumpliendo su segunda etapa en el Burgos tras pasar por Real Murcia, Real Oviedo, Barakaldo y Mirandés.
Por su parte, el lateral izquierdo del Bilbao Athletic, Imanol García de Albéniz, comentaba tras noquear al Celta B (2-1) en la semifinal de este playoff de ascenso que en «la primera parte» estuvieron «un poco incómodos, el Celta jugó muy bien, pero en la segunda hemos entrado como nosotros sabemos y ha sido nuestra. Hemos sido merecedores de la victoria. Veníamos con la idea de tener que ganar sí o sí, queremos ser de Segunda», lanzaba el zurdo, autor de la asistencia a Ewan Urain en el segundo gol rojiblanco, mientras agradecía a las Peñas del Athletic congregadas en el Municipal de Villanueva de la Serena, que no dejaron de empujar a los cachorros, sobre todo en los instantes finales en lo que el equipo de Onésimo apretaba para empatar. El propio Joseba Etxeberria estallaba de júbilo y mientras se iba abrazando a sus jugadores sobre el mismo césped pacense les voceaba: «Estamos ahí, sí». El Burgos les aguarda en la final del domingo.
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