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Javier Beltrán
Domingo, 2 de agosto 2020, 19:17
La idea de Aitor Larrazabal, de vuelta al Barakaldo donde confecciona con mimo la nueva plantilla en su doble función de entrenador y director deportivo, versa en la de conformar un equipo competitivo con neto sabor Athletic. Excachorros con pasado en Lezama, que han jugado ... juntos, competitivos, con cierta experiencia en Segunda B fuera de Euskadi y con hambre de triunfar a una edad ideal. Un equipo atractivo, con sentimiento, con un presupuesto de 800.000 euros de inversión haciendo encaje de bolillos en la directiva gobernada por Jesús Mari Isusi, en el que solo cuatro jugadores repiten con contrato en vigor: Rabanillo, Gandara, Picón y Carles Marc. La filosofía varía sensiblemente, ya no se basará en jugadores foráneos como en capítulos anteriores y se ahorran el coste de los pisos de Rontegi y Castro para alojarles.
En este lote se encuentra el regreso a su pueblo de Jurgi Oteo, que acaba contrato en un Sabadell al que ha contribuido al ascenso a Segunda División, más la cesión de nuevo de Aitor Seguín que ya ha renovado un año más en el Athletic, ambos de la generación del 95. El extremo zurdo se salió en el tramo final en el Barakaldo antes del confinamiento tras dos años en el dique seco por los coletazos de su lesión de ligamento cruzado. Con notables sensaciones y salvo volantazo inesperado ya que maneja otras vías de cesión, vuelve a la carga arropado en un equipo que le acogió con los brazos abiertos en un momento delicado.
Larrazabal siempre ha apostado por Jurgi Otero, al que se quiso captar ya en en enero a El Helmántico en su última escala al frente de la UD Salamanca. El extremo diestro se siente reforzado por este punto y entiende que un remozado Barakaldo puede suponer un salto definitivo en su carrera, con los precedentes en los dos últimos años de casos significativos como los de Antonio Sánchez, explotando en el Mirandés, Babá en el Mallorca, Buenacasa en Málaga, o Ander Vitoria en la UD Logroñés, con ascenso también a Segunda. Un chico que en su pueblo natal ya ha vivido dos etapas muy fructíferas de gualdinegro. La primera le sirvió para retornar al Bilbao Athletic tras una gran campaña y la segunda jugó el titular el playoff de ascenso frente al Hércules. En el Sabadell, aunque no ha jugado mucho, ha afianzado su nombre y tiene cartel a sus 23 años con tres liguillas de ascenso a su espalda. Su compañero en la Nou Creu Alta, el central de Zalla, Xiker Ozerinjauregi, de solo 23 años, formado en el Athletic e internacional en categorías inferiores,le podría acompañar también en su vuelta a Bizkaia tras sus pasos por Sanse, Toledo, Cornellà y Real Betis B.
A ambos se unirían el central Javier Murua, cosecha del 97, recién cortado el filial del Athletic este verano tras viajar al playoff express ante el CD Badajoz, en la agenda también de Burgos, Racing y Lleida. Otro jugador que acabará en Lasesarre a las órdenes del excoordinador del Athletic es el mediocentro defensivo Alain Ribeiro, ya libre del filial del Eibar, el CD Vitoria, que se ha destapado este último curso en la SD Leioa cubriedo mucho campo en su medular. El portero Hodei Oleaga, que ha rescindido en Lezama, también puede incorporarse al proyecto fabril para reunirse como Gorka Iraizoz de entrenador de porteros. Larrazabal se inclina por este Baraka trufado de esencia de Lezama como plan de media distancia, sin cortoplacismos ni prisas para colarse en la Segunda B Pro en el seno de un club saneado ya en vías de subsanar herencias pasadas.
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