PERU OLAZABAL
Lunes, 23 de noviembre 2020, 18:02
El Barakaldo no levanta cabeza. El pasado domingo, la escuadra fabril logró su primer punto de la temporada al firmar las tablas frente al Arenas (0-0). De poco vale. «El punto no se puede dar por bueno, necesitamos la victoria y ... no la hemos conseguido», reconoció Aitor Larrazabal. El regreso a Lasesarre ocho meses después no devolvió la sonrisa a los gualdinegros. Ni siquiera las dos expulsiones que sufrieron los areneros bastaron para que sacaran el partido adelante. Ahora, sus pobres números les obligan a estar alerta. Arrastran cuatro derrotas y un solo empate que les mantienen colistas habiéndose cumplido la mitad de la primera vuelta de la liga.
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La vuelta a Lasesarre fue prácticamente la mejor noticia del pasado domingo, con el terreno de juego «en perfectas condiciones», tal y como afirmó el técnico loiutarra. Eso sí, las gradas vacías en un estadio con capacidad para acoger a 8.000 espectadores provocaron que el bastión baracaldés perdiera su mística, el ambiente era frío. Frío también fue el encuentro que firmaron los fabriles en términos generales. El Arenas fue claramente superior en la primera mitad. Sin embargo, tras el descanso, el aliento de un grupo de aficionados desde fuera del estadio y el lanzamiento de pirotecnia parecieron encender la chispa de los jugadores. En este sentido, Aitor Larrazabal destacó el papel de Urkiza, que entró del banquillo en el minuto 64. «Con la salida de Jon Urkiza en banda derecha, hemos estado mejor y percutido mejor», apuntó.
El Arenas terminó el partido con dos jugadores menos sobre el verde. Rementería fue expulsado en el minuto 76 y ya en el descuento, Celihueta tomó el mismo camino a vestuarios. No obstante, el Barakaldo no supo sacar partido de esta situación. «No hemos tenido la capacidad para aprovechar la superioridad numérica», asumió el preparador de los gualdinegros. Aitor Larrazabal tiene claro cuáles son los principales escollos que están hundiendo a su equipo: la puntería y el factor psicológico.
En cuanto a la eficacia de cara a puerta, indicó que «nos está costando mucho, eso es una realidad, no queda otra que trabajar e insistir». «Durante la semana trabajamos suficientemente bien como para tener más acierto», amplió. Asimismo, la falta de confianza sigue haciendo mella en un bloque joven, con solo 25 años de media. «El efecto psicológico es determinante y ahora nos está pesando como una lápida», resaltó el entrenador y director deportivo. «Hay jugadores que tienen calidad para exportar, pero cuando se empieza a perder la confianza, parece que todo pesa más», incidió.
Por un motivo o por otro, el Barakaldo está sumido en el peor inicio de campaña de los últimos 20 años. Desde la temporada 2000/01, el club de la Margen Izquierda no había arrancado con unos peores registros. Aquella vez, sucumbieron en sus seis primeros compromisos ligueros. Finalmente, pudieron alzar el vuelo y concluyeron en mitad de tabla. En el curso actual, cabe recordar que la liga es más corta, por lo que la reacción no puede dilatarse. La siguiente prueba que se les presenta en el camino es todo un Racing de Santander –el próximo sábado a las 18:00 en El Sardinero-. El Barakaldo debe dejar sus complejos atrás y plantarle cara al gran favorito de este grupo para coger algo de oxígeno, armarse de confianza y encarar lo que resta de temporada con mucho más brío.
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