Aitor Larrazabal: «Es un espaldarazo importante para la confianza de los jugadores»

El Barakaldo necesitaba los tres puntos como el comer. El cuadro gualdinegro era colista con tan solo un punto en su casillero y la situación comenzaba a ser insostenible. «El inicio ha sido catastrófico, no era normal que nuestro equipo estuviera en la situación que estaba», reconoció Larrazabal. Para más inri, un caso de COVID-19 en el primer equipo echó por tierra los compromisos de las últimas dos semanas ante Portugalete y Bilbao Athletic. «Han sido días jodidos», reiteró el loiutarra. Todo parecía ir en contra. Sin embargo, este último triunfo ha sido balsámico. Los fabriles se han quitado un gran peso de encima. El ex jugador del Athletic resaltó que «es un espaldarazo importante para la confianza de los jugadores».

Se vio la mejor cara del conjunto fabril en lo que llevamos de temporada. Con mucha diferencia. Desde el principio, las sensaciones que mostraba el equipo eran otras, con más garra y mayor brío. «Hay dos equipos y uno se juega la vida. Eso se tiene que notar en el campo», comentó Aitor Larrazabal a sus jugadores antes de que saltaran al verde. Dicho y hecho, los futbolistas pelearon por cada balón como si fuera el último y no bajaron los brazos en ningún momento. La recompensa a ese gran esfuerzo fueron cuatro goles, el doble de los que habían marcado en las seis jornadas anteriores. Una de las diferencias, según el preparador, fue que «hoy hemos tenido el acierto que no hemos tenido otros días».

En definitiva, «tres puntos muy importantes» que Aitor Larrazabal quiso dedicar a la directiva y especialmente al presidente «por todo lo que están sufriendo». Asimismo, también quiso acordarse de «todos los aficionados que son tan fieles al Baraka». A pesar del alto valor de esta victoria, el Barakaldo sigue en lo más bajo de la clasificación con cuatro puntos. Todavía queda mucho camino por recorrer, por lo que «cada partido que juguemos es una final», destacó. El ascenso a la Primera RFEF por ahora es una quimera y todas las fuerzas están enfocadas en revertir la situación y salir de la zona de descenso. «Estamos muy lejos de lo que nos marcamos como objetivo, ahora nuestro objetivo más inmediato es llegar al séptimo puesto lo antes posible», apuntó el míster de los fabriles.

Aitor Seguín era el fiel reflejo de la situación del Barakaldo. Un jugador con un potencial tremendo deambulando sin brillo por los campos, a falta de ideas. A pesar de su indudable calidad, Larrazabal decidió sentarle en el banquillo en este último encuentro, fruto de su pobre rendimiento este curso. El encuentro ante el Deportivo Alavés B, al igual que para su equipo, fue su resurgir y es que la victoria no puede entenderse sin su irrupción.

Salió en el minuto 67, con el 2-2 en el electrónico, y revolucionó por completo el partido. Tardó apenas siete minutos en brindarle el 3-2 a Alain Ribeiro para que marcara a placer, algo que el mediapunta le agradeció en la celebración del tanto. Esto parece que llenó de confianza al talentoso futbolista eibarrés y en el minuto 78, firmó una verdadera obra de arte. Se deshizo entonces de varios rivales en el área con un magnífico eslalon y culminó su jugada con un toque sutil para batir a Adrián Rodríguez con una vaselina. Aitor Seguín volvió a demostrar de qué pasta está hecho y, si mantiene este nivel, el Barakaldo gana enteros para pensar en la remontada.