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iñigo sánchez de luna/
Leioa
Miércoles, 19 de febrero 2020, 16:11
El veterano capitán y delantero del Arenas, Aitor Ramos, reconoce no tener la clave para sacar al equipo de la delicada situación por la que atraviesa en decimoctava posición con veintiséis puntos con una desventaja de tres sobre la salvación. «Sí supiéramos el secreto ... ya estaríamos fuera desde hace tiempo».
Por el contrario, achaca los malos resultados a la «desconexión que tenemos en algunos tramos de los encuentros». Según su análisis «hacemos buenos partidos, pero por momentos no somos constantes y eso lo pagamos muy duro». Ramos reconoce que «estamos trabajando cada entrenamiento en ese sentido, para intentar que no vuelva a suceder».
El jugador de treinta y cuatro años no duda en señalar que «no terminamos de arrancar. Sumamos cuatro victorias seguidas que nos dieron mucho aire». Pero a partir de ese tramo de temporada, «cada vez que tenemos en nuestras manos dar el paso al frente para salir del descenso, no somos capaces de hacerlo», sentencia.
Desde la veteranía apunta que «nos va a tocar pelear y trabajar duro hasta el último día. Hasta la jornada 38 no queda otro remedio seguir remando todos juntos». En el plano personal tampoco le está resultando sencilla la temporada. «En la primera jornada tuve una lesión muy importante de tobillo, no recupere bien y me ha provocado otras lesiones musculares por la forma diferente de pisar», apunta.
Ahora «ya me he curado bien y no tengo ningún tipo de molestia», resalta. De hecho, lleva jugando minutos en los cinco últimos encuentros, si bien en la última jornada frente al Real Unión, dio un susto al retirarse en el descanso. «Estuve toda la semana con gripe y fuera del grupo. En el terreno de juego empecé a sentir náuseas y en el vestuario comencé a vomitar, así que el 'míster' decidió que me quedara en la caseta».
Ramos «agradece» la confianza puesta en él por su entrenador Javier Olaizola, al que le gustaría «responder con más goles», hasta el momento solo ha marcado uno frente al Unionistas de Salamanca. «Con la ilusión que estoy entrenando confío en lograr alguno más para poder ayudar al equipo ha salir de abajo».
Ramos, de 34 años, no duda en calificar al Arenas como el «club de mi vida», pese a su pase por otras escuadras dentro de una carrera deportiva que arrancó en el Santutxu, para dar el salto la temporada siguiente al Lemoa. De ahí se incorporó a Lezama llegando al primer equipo donde jugó cinco encuentros de Liga y dos de Copa del Rey bajo la batuta de Joaquín Caparrós.
Su siguiente destino fue el Ecija, desde donde regresó al fútbol vizcaíno defendiendo la zamarra del Barakaldo, para posteriormente enrolarse en el Arenas en Tercera División, para formar parte de la plantilla que a las órdenes de Jon Pérez 'Bolo', consiguió el ascenso a la categoría de bronce del fútbol español.
Respecto a su futuro deportivo «sigo teniendo la misma ilusión y ganas que todas estas temporadas». La incógnita se resolverá al final de la presente campaña «cuando nos sentemos hablar el club y yo para decidir primero que es lo mejor para el Arenas y también para mí», concluye ilusionado por seguir defendiendo la zamarra rojinegra.
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