fran lópez
Amorebieta
Lunes, 15 de octubre 2018
Hace 3 meses, el pasado 15 de julio, en el estadio Luzhniki de Moscú, Croacia disputó la final del Mundial de fútbol, pero no pudo conseguir el título ante Francia (4-2). Un aficionado más de la selección balcánica fue Matej Simic (Split, ... 22 años), central de los azules, que relata a EL CORREO en esta entrevista aquellas magníficas sensaciones para un «país pequeño y con grandes sueños». También hay un guiño a la historia descubriendo cómo está Croacia después de aquella guerra de los Balcanes de la década de los 90 y, por supuesto, la mirada de un jugador fijo, de momento, en las alineaciones de Iñigo Vélez sobre un Amorebieta que quiere mirar hacia arriba en la clasificación.
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– Hoy hace 3 meses su selección, la de Croacia, disputó la final del Mundial de Rusia. ¿Cómo vivió ese momento?
– Nosotros siempre recordamos el año 1998 cuando quedamos terceros del mundo. Después de tanto tiempo, tenemos un equipo muy bueno con muchas estrellas. Si no pudimos pasar al final de la Eurocopa en 2016 ante Portugal, este año se llegó a la final. Todo el país estaba con el equipo, fue una locura.
– ¿Esperaba este subcampeonato?
– En Croacia, cuando juega el equipo nacional, decimos que hay que llegar hasta el final. Somos un país pequeño y con grandes sueños. Siempre hay que ir a lo más alto, pero nadie esperaba que íbamos a llegar a la final, pero una vez en ella todos queríamos que se ganara.
– ¿Cuál fue la clave de ese éxito?
– Todos nosotros los croatas tenemos algo en nuestro cuerpo, sentimos algo especial para el país. Ese sentimiento para nuestra gente nos da un paso más para hacer un buen resultado, aunque también es importante que tenemos un equipazo con Modric, Rakitic, Mandzukic...
– Sin duda, su sueño sería disputar un partido con la selección absoluta de su país.
– Sí, es un sueño de todo jugador de cualquier deporte el poder llegar a la selección. En mi caso no lo he conseguido ni en categorías inferiores, solo he jugado en selecciones regionales.
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– Quizás lo que nos indica puede explicar la competitividad de su país en muchos deportes de conjunto, y no solo hablamos de fútbol...
– Somos un país de 4 millones de habitantes y estamos en casi todos los deportes. Si no estamos entre los mejores, más o menos aparecemos en el top del mundo. Toda la gente en mi país y en los Balcanes vive para el deporte.
– Split es cuna de grandes deportistas, como los baloncestistas Tony Kukoc y Dino Radja y los tenistas Goran Ivanisevic o Mario Ancic. ¿Cómo es su ciudad natal?
– Es más o menos como el sur de España, como Alicante, donde vivía antes de venir a Amorebieta. Mar, sal, calor y gente muy tranquila y abierta. Suelo ir en verano cuando tengo libre uno o dos meses, y una semana en Navidades para estar con mi familia y mis amigos.
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– Nació en 1995, cuando acontecía la llamada 'Guerra de los Balcanes'. ¿Cree que 20 años después han cicatrizado esas heridas?
– Sí, sí. En 1995, mi padre estaba en la guerra y justo cuando nací se acababa. A día de hoy, todavía se sienten las consecuencias, da muy mal sabor. Mucha gente ha perdido su vida allí o tiene algún familiar. Ahora se vive normal, todo es normal, pero hay muchos recuerdos porque la guerra fue muy dura.
– ¿Cómo llega un croata como usted a Amorebieta?
– Mi representante era español y venía por Croacia. Me trajo a España (ha jugado en el Orihuela, Torrevieja y Muro antes de recalar en el club de Urritxe) y así empezó todo. Quiero seguir mi sueño de ser jugador profesional y entiendo que aquí tengo más posibilidades de conseguirlo y llegar lo más alto posible que quedándome en mi país.
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– Se suele comentar que los balcánicos son expertos en aprender rápidamente otros idiomas. ¿Sabe euskera?
– De castellano muy bien. Aprendí en solo medio año lo que me decía la gente. Pero el euskera es muy complicado (se ríe). Hay gente del equipo que sabe, pero en el vestuario siempre se habla en castellano, pero alguna palabra en euskera sí sale.
– ¿Cuáles son sus sensaciones en su segunda temporada en el Amorebieta?
– Soy ahora como un veterano porque es mi segundo año (sonríe). Este año hay más profesionalidad dentro y fuera del equipo. Estamos bien, empezamos un poco mal, pero cogimos un ritmo bueno y, si jugamos como podemos, haremos buenas cosas para no quedar muy abajo.
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– Junto a Mikel Martins, son los dos únicos titulares fijos en todos los partidos de este curso, e incluso es usted el único que ha disputado todos los minutos...
– Sí, pero eso puede cambiar cada partido. Esta vez me ha tocado a mí, pero también hemos tenido mala suerte con las lesiones y esperamos seguir jugando bien.
– ¿Qué sensaciones les dejó el 1-1 del pasado viernes en Gernika?
– Fue un partido duro y muy disputado que estaba para el 0-0. Marcamos gol y tuvimos la oportunidad de llevarnos los tres puntos. Ha dejado un sabor muy agridulce. Un gol en contra en el último minuto es muy jodido.
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– El no dejar la portería a cero en estas ocho jornadas les está penalizando.
– Sí, este año nos cuesta más que el pasado año, que defensivamente éramos más duros y sólidos, les costaba más a los equipos meternos un gol. Esta temporada nos meten gol a la primera ocasión. Si mejoramos este aspecto del juego, podemos ir más arriba.
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