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javier beltrán
Bilbao
Martes, 18 de septiembre 2018, 18:05
Joseba Garmendia vuelve a la casilla de salida, Basauri. Por el momento. O mejor dicho, cerca, a Amorebieta, donde se ejercita en el campo de Urritxe con su equipo de Segunda B mientras encuentra un nuevo destino para encadenar a su amplia hoja de ruta. Rechazó dos ofertas en España durante en transcurso de este verano, ya que no le «convencían del todo», y ahora está receptivo a propuestas mientras mantiene la forma alimentando su cuerpo atlético y depurada técnica: «Es cierto que tener más de 30 años te penaliza en algunas ligas extranjeras», desvela a este periódico el exleón.
Garmendia (4-10-85) ya se entrenó con los azules hace dos campañas antes de fichar por el Formentera, donde vivió en el kilómetro 14 de su paradisíaca isla, entretenido con la lectura y en cultivarse como persona compaginándolo con el fútbol. Actuó además en 38 partidos con el conjunto balear. De hecho, volvió a acaparar artículos gruesos en prensa al quedar emparejado con el Athletic en Copa del Rey. Un nuevo reto que su equipo solventó noqueando a los leones con aquel famoso gol de Álvaro Muñiz antes del bocinazo final en San Mamés.
Su último episodio a señalar en rojo en la carrera del exmediocentro rojiblanco, cosecha del 85 con los Llorente, Fernando Amorebieta, Andoitz Galdós o David de Paula, con tres temporadas, 51 partidos y tres goles en el primer equipo del Athletic tras catapultarse en Lezama desde alevines. Además de militado posteriormente en Numancia, Girona y Mirandés, en Segunda, y ya en la categoría de bronce, Real Murcia, SD Amorebieta, Socuéllamos, Palencia y la última escala en Formentera.
El ex 8 del Athletic, donde heredó el número de Julen Guerrero en su retirada, habló hace unos días con Asier Goiria, director deportivo del Amore, y excompañero del basauritarra en Mirandés y Girona, y con su amigo Iñigo Vélez de Mendizabal, con el que también compartió vestuario profesional, para entrenarse con ellos. Con Mikel Álvaro también ha intimado, lo mismo que con Jon Aurtenetxe, enrolado en el equipo de su pueblo esperando a su vez una oferta consistente de Australia, USA o las ligas escandinavas. En el caso de Garmendia, ambas partes se aprovechan mutuamente de una situación provisional. «Estaba cansado de tirar balones e ir a por ellos», bromea el talentoso mediocentro, que tras ejercitarse por su cuenta se siente en estas primeras sesiones con el plantel «bien de forma, me veo bien», para no desentonar en los partidillos de Urritxe.
A sus 32 años aguarda destino con sosiego. Es consciente que hasta enero será complicado, pero que tiene abiertas las ventanas de las Ligas que no han cerrado el mercado o aprovechar fichas o bajas de larga duración en el resto. «A ver qué sale. Espero tener opciones y elegir algo que me seduzca», lanza un Garmendia que ya coqueteó con la Liga de Malasia, aunque sin continuidad, y que necesita volver a domar el balón y filtrar balones al hueco, marca de la casa de un futbolista de clase, diferente dentro y fuera de la cancha.
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