Íñigo Vélez de Mendizabal dibuja las posiciones de sus jugadores sobre una pizarra del vestuario de Urritxe. luis ángel gómez
Íñigo Vélez de Mendizabal | Entrenador del Amorebieta

«El ascenso va a cambiar la vida de los jugadores del Amorebieta»

El técnico, fundamental en la hazaña de llegar a Segunda, explica su método y el reto de mantenerse fieles a una idea y a un estilo de juego

Viernes, 28 de mayo 2021

El gran éxito del ascenso fue el pasado sábado, pero en el Amorebieta todavía están en pleno proceso de asimilar la hazaña de subir a Segunda División. Ha sido una semana donde la felicidad por el milagro de este club de 900 socios comparte espacio ... por la preocupación de tener que profesionalizar una entidad y pelear por lograr que Urritxe reciba el visto bueno para que los aficionados puedan ver allí el milagro de jugar en la categoría de plata. Mientras la directiva trabaja en esa dirección, uno de los artífices del ascenso, el entrenador Iñigo Vélez de Mendizabal (Vitoria, 1982), desvela las claves de este éxito inolvidable durante una charla en uno de los banquillos del estadio.

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- ¿Ya ha asimilado la hazaña?

- Estamos en ello. Es un poco contradictorio, porque estaba convencido de ganar al Badajoz. Pero eso suponía subir a Segunda y ahora te das cuenta de dónde nos hemos metido. Desde luego que tenemos muchas ganas de seguir haciendo las cosas bien, pero el cambio es muy grande.

- Para empezar, estamos en un campo como Urritxe y la temporada que viene jugarán en escenarios como Zorrilla, La Romareda, La Rosaleda...

- No tiene nada que ver. Nos encantaría jugar en Urritxe porque está en Amorebieta y es nuestro campo. Y el club tratará de hacer las mejoras necesarias que nos permitan jugar en nuestro campo, pero eso no está en nuestras manos. Los campos de Segunda no tienen nada que ver con éste.

- ¿Y los jugadores cómo se encuentran tras lograr el ascenso?

- También aterrizando, porque el ascenso les va a cambiar la vida. Pasan a ser profesionales, a entrenar por las mañanas y a darle prioridad al fútbol. Hasta ahora sí lo era a nivel emocional, pero la prioridad de cada uno eran sus estudios o sus trabajos.

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- Una de las cosas que más sorprende de este Amorebieta es lo claro que tiene su estilo.

- Es un trabajo de tres años. En diciembre del primer año cambié el sistema y a partir de ahí te diría que hemos trabajado un plan muy claro y firmando a jugadores adaptados a ese sistema y con ganas de reivindicarse. Tenemos las cosas muy claras, cada jugador sabe en todo momento lo que tiene que hacer con y sin balón. Y eso nos ha dado un rendimiento increíble. No es un juego vistoso de mucho toque, que parece que está de moda, pero sí es un equipo que crea muchas ocasiones. Es una barbaridad lo que corren todos, desde el primero al último.

- ¿Se fue creciendo el equipo a medida que afrontó retos?

- Es verdad que cuando planificamos la temporada, manteniendo el bloque y trayendo a la gente que queríamos, estaba convencido de que el equipo iba a estar peleando y dar la cara. Teníamos un grupo muy duro, Real B, Bilbao Athletic, Racing, Real Unión, Barakaldo, Alavés B... Pero el equipo estaba convencido de ganar a cualquiera. Con esa ambición y con nuestra intensidad sabía que era difícil ganarnos.

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- ¿Y cómo se consigue mantener esa intensidad en un grupo no profesional?

- Cuando intentas convencer de que de esta manera el equipo va a ganar muchos partidos y realmente los ganas, ellos se convencen todavía más, porque ven que es cierto. Y se veían capaces. El esfuerzo físico era terrible cada semana, pero también se entrena con esa intensidad. Hemos entrenado muy bien. No somos profesionales, pero la plantilla se lo pasaba bien entrenando, con ilusión y eso se reflejaba.

«Nunca éramos favoritos y yo estaba encantado, porque a los jugadores les generaba ambición»

las diferentes fases

Sin tener en cuenta

- Dio la sensación en diferentes momentos de la temporada y en el play-off que al Amorebieta no se le veía como un rival.

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- Sí, yo con eso estaba encantado. Desde el primer día de una liga atípica al Amorebieta no se le tenía en cuenta para ningún objetivo. Y pasamos a la siguiente fase. Y cuando nos juntamos con Calahorra, SD Logroñés y Tudelano, también sucedió lo mismo. Y los play-off ni te cuento... Nunca éramos favoritos, que yo lo entiendo, pero me encantaba, porque a los jugadores les hacía venirse arriba y demostrar que eran capaces de ganar. En vez de nerviosismo, se generaba ambición.

- Se vio el día del Linares.

- Era un equipo que igual no tenía el nombre del Badajoz o Burgos, pero había ganado su grupo con 17 goles en contra. Pero al final sorprendemos, porque todo el mundo sabe cómo jugamos, pero no sabe contrarrestarlo. Yo veía los partidos del Linares y estaba convencido de que les íbamos a sorprender, porque nuestro ritmo es muy intenso.

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- Y más en la final.

- Es que frente al Badajoz fue increíble. Al principio, cuando vi el sorteo pensé que nos había tocado el peor rival posible. Pero llegué a entrenar y pensé 'pero si es perfecto'. Si tenemos que hacer una machada, que mejor que contra el Badajoz, en su campo y con su gente.

- ¿Qué dijo a sus jugadores en la previa de la final?

- Llegamos al estadio e iban cantando en el autobús, y en semifinales igual. Estaban convencidos. Antes del partido solo les dije que la consecuencia de ganar era diferente, pero el plan de partido era el mismo, ir a por ellos, no dejarles jugar, apretar arriba... Lo diferente sería cuando ganáramos porque estábamos convencidos. Veías a los chavales y era como si lleváramos 20 play-off encima. Estaban ilusionados y convencidos.

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- ¿Cómo vivió el partido?

- Al empezar me di cuenta que estábamos jugando una final y los jugadores estaban jugando como en la jornada cuatro, sin nervosismo. Metes un gol en el minuto 22 sin que ellos hayan tirado a puerta... En la segunda parte nos aprietan, es verdad, pero estábamos tan sólidos... Y el Badajoz se empezó a desesperar, porque pensaba que nos iba a crear 15 ocasiones de gol y empezó a darse cuenta de que el Amorebieta no era tan fácil.

- Al final va a ser verdad que los equipos del grupo vasco no son tan flojos como dicen.

- Siempre se dice que es el grupo más flojo y el mejor cuarto que entra en el play-off es el Calahorra. Luego en semifinales nos metemos tres, y en las finales subimos dos. Yo veía partidos de Linares y Badajoz y es un ritmo más pausado, mientras nosotros jugamos a fuego. Cuando nos encuentras por primera vez de frente, como decía el técnico del Linares, no es fácil de asimilarlo.

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- El play-off les dio la oportunidad de reencontrarse con los aficionados y poder celebrar este gran éxito con ellos.

- Un año que el Amorebieta gana y que la gente no lo pueda disfrutar... pero dimos una enorme alegría a los 500 que fueron al play-off y a los que vieron los partidos por la tele. Y no solo al pueblo, sino que esto ha tenido repercusión en toda Euskadi. Ha sido un reconocimiento general porque se ha visto que no todo tiene que funcionar por dinero.

«Todo el mundo sabe cómo jugamos, pero no saben contrarrestarnos»

el estilo

Meriendas y piña

- Uno de los ejemplos de la piña que es el Amorebieta y su espíritu son las meriendas que hacen la plantilla cada cierto tiempo. Nada habitual en el fútbol profesional.

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- Eso lo cogí de Esteban Vigo en Xerez. Se trata de hacer los miércoles tres equipos competitivos, sumarles puntos a cada jugador, y cada cuatro semanas, los de la mitad para abajo pagan pintxos. Al final parecía que era un día más importante que el partido... Y sí que da un plus de competitividad y de compañerismo.

- En tiempos de medir cada gramo...

- Los cuatro días que pasamos en Badajoz alguno de fuera podía pensar que estábamos de vacaciones. Pero creo que es necesario que los jugadores estén alegres, contentos y unidos antes de los retos. Ojo, que somos profesionales porque este club mide al detalle todos los aspectos. Pero una cosa no quita la otra.

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- No sirve de nada meter más presión, ¿no?

- El futbolista necesita estar tranquilo y disfrutar. Cuando se entrena debe hacerlo a tope, y fuera del entrenamiento, lo mejor es que estén juntos y disfrutando y eso te da muchos puntos a la larga. Yo veía en Badajoz que cuando tenían libre estaban en la piscina y esa unidad es importante. Son chavales jóvenes que llevan un año encerrados por una pandemia y encima solo falta que llegue el entrenador con el latigo. En el fútbol cada vez es todo más profesional, pero no hay que olvidar que se hace porque te gusta.

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