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Vinicius continúa en permanente evolución como futbolista. El brasileño, tan decisivo sobre el césped como controvertido por sus permanentes pleitos con jugadores y aficiones rivales, ya es mucho más que el desequilibrante extremo pegado a la banda izquierda que desbordaba una y otra vez.
Ahí ... siguen su velocidad y capacidad para el regate, pero a ese repertorio que exhibía de serie el fluminense suma ahora una destreza para el gol muy notable. Lo demuestran sus cifras realizadoras, que curiosamente, en una temporada en la que se ha perdido hasta once partidos por lesión, van camino de superar cualquier precedente en su carrera.
Vinicius suma seis goles en los últimos cuatro partidos, después de firmar un doblete ante el Valencia en Mestalla, marcar al Leipzig y el Celta en el Bernabéu y rubricar otro par de goles frente a Osasuna en El Sadar. Este auténtico subidón realizador en las dos últimas semanas eleva su registro esta campaña a los 18 tantos, 12 en Liga, tres en la Champions y tres más en la Supercopa de España, donde endosó un 'hat-trick' al Barça en la final. Todo ello lo ha conseguido en 28 partidos, en los que también alcanza 8 asistencias, y ya mira muy de cerca las 20 dianas de Jude Bellingham, que todavía presume de ser el máximo artillero blanco este curso después de un inicio apabullante.
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Esta mutación de Vinicius, que apunta a superar los registros de 23 y 22 goles de las dos últimas temporadas, se debe en gran parte a un desarrollo muy notable de sus recursos para la definición. Frente a Osasuna lo demostró una vez más en dos finalizaciones muy diferentes pero igual de efectivas. Tan apreciable es la mejora del brasileño ante la puerta rival que en la primera parte en El Sadar se le pudo ver durante amplios tramos en una posición más centrada, propia de un delantero centro.
Su velocidad y desborde pegado a la banda siguen siendo letales, pero también puede aprovechar sus características al espacio, ganando las espaldas a los defensas rivales, para así explotar su desarrollo en la definición ante el portero adversario. No es baladí que Ancelotti le pruebe en posiciones interiores, teniendo en cuenta que todo apunta a que compartirá vestuario la próxima temporada con Kylian Mbappé, otro talento descomunal que se mueve en coordenadas similares a las de Vinicius.
Carletto no da puntada sin hilo y su gesto de cariño al '7' tras la sustitución en Pamplona es muy simbólico. El explosivo Vini es un tesoro para cualquier entrenador, aunque siga rodeado de excesiva tensión extradeportiva por su volcánico carácter. En El Sadar se ganó con sus protestas una amarilla innecesaria que además le impedirá engrosar sus registros contra el Athletic en la próxima jornada. Los insultos que recibe en algunos estadios son reprochables, pero debe aprender a controlar sus recurrentes estallidos contra rivales, aficiones contrarias e incluso árbitros. Por ahí tiene margen de mejora un jugador cada vez más descomunal en lo puramente futbolístico.
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