El Atlético le pone la Liga en bandeja al Barça

El preparador italiano sacudió el árbol en busca de piernas frescas, pero sus pupilos no supieron desmontar el engranaje defensivo de un oponente bien armado hasta el arreón final, cuando Álvaro Rodríguez anotó un gol de cabeza que sirvió para confirmar que el canterano uruguayo tiene estrella, aunque resultó insuficiente para mantener al vigente campeón enganchado a un torneo que se le escapa sin remedio.

Ancelotti realizó cuatro modificaciones respecto al once que se midió el martes al Liverpool. Pese a que Tchouaméni estaba de nuevo disponible y Camavinga atraviesa su mejor momento desde que viste de blanco, el italiano asignó a Kroos la condición de mediocentro posicional con el objetivo de mejorar la salida de balón desde la base, y entregó otro choque de tronío a Ceballos y Asensio. Por su parte, Simeone introdujo tres cambios en relación al bloque que dispuso el anterior fin de semana contra el Athletic, devolviendo a Savic al eje de la retaguardia, alistando a Barrios como reemplazo del lesionado De Paul y sacrificando a Correa para reforzar la medular con la entrada de Saúl.

El Cholo, que igualó en el Santiago Bernabéu a Luis Aragonés como técnicos con más partidos oficiales al mando de los rojiblancos, situó de entrada a Marcos Llorente como socio de Griezmann en la delantera, aunque la amenaza de Vinicius por el costado de Nahuel Molina le llevó a rectificar enseguida, retrasando al madrileño para reforzar la vigilancia del extremo y adelantando a Carrasco. Los planes, sin embargo, se le torcieron pronto con la lesión en la rodilla de Reinildo, que provocó la irrupción de Giménez en el eje de la retaguardia y el traslado de Hermoso al carril zurdo.

El movimiento de piezas anestesió la buena salida del Atlético, que había amenazado en una falta botada por Carrasco que se marchó lamiendo el palo y con otro disparo del belga que repelió Courtois. El Real Madrid, sólido atrás, creció en ataque a partir de la jerarquía de Kroos en la divisoria y la electricidad de Vinicius. Un derechazo del '20' que apaciguó con el rostro Hermoso, un zurdazo de Asensio desviado con apuros por Oblak y un venenoso pase de Militao que Benzema debió dejar pasar porque Ceballos disponía de un remate franco enumeraron los mejores zarpazos de los blancos en una primera parte con más forro que filo.

Subió la apuesta Simeone sacando a Correa de la reserva tras el descanso para formar con dos delanteros puros, aunque fue el Real Madrid el que estuvo a punto de abrir fuego de inmediato a raíz de una internada de Vinicius y un pase atrás del brasileño que pilló a Benzema con el gatillo atascado. La desventaja respecto al Barça impelía al Real Madrid a cambiar de marcha, lo que restó grilletes al envite.

Griezmann dispuso de una buena ocasión para desnivelar la balanza en ese escenario con un disparo desde la frontal y Valverde probó fortuna con un cañonazo. Agua en ambos casos antes de que un codazo de Correa a Rüdiger con el balón parado avivase aún más la polémica que todavía coleaba del derbi copero de hace un mes al saldar Gil Manzano la acción con una roja directa al futbolista de Rosario que dejó a su equipo en inferioridad numérica con casi media hora por delante. Un castigo excesivo.

Para entonces había reformulado por completo el centro del campo Ancelotti, que metió músculo con la inclusión de Camavinga y Tchouaméni, mientras apelaba al toque de Modric y a la pegada de Álvaro Rodríguez en un desesperado intento de desarbolar a la zaga rojiblanca. No se inmutó el Atlético, que lejos de guarecerse para resistir un asedio, respondió con aplomo y extrajo oro a balón parado. Una falta sacada por Griezmann activó la pértiga de Giménez, que se elevó entre Álvaro Rodríguez y Militao y conectó un testarazo inapelable a la red.

Sacó a relucir el Real Madrid su casta con el reloj apretando y la Liga yéndosele de las manos. Camavinga, reasentado en el lateral izquierdo mientras Tchoaméni sostenía la medular, rozó las tablas con una internada por el costado de Nahuel Molina. Oblak desvió a córner, pero ahí nació el empate. Lanzó Modric, como hace ocho años en Lisboa, y Álvaro Rodríguez emuló a Sergio Ramos empalando a la red desde las alturas y haciendo honor al sobrenombre que le acompaña. El Toro rezuma bravura.

El viento favorecía a los locales, maestros en salir del atolladero a toque de corneta. Pero el Atlético frenó las embestidas para obtener un punto que le sirve de poco en la pelea por la tercera plaza, aunque presenta el aliciente de alejar a su odiado rival de una Liga que se viste de azulgrana.