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P. RÍOS
BARCELONA
Lunes, 25 de enero 2021, 13:56
El Barça ha sumado 23 de los últimos 27 puntos en juego, con un balance de siete victorias y dos empates en los nueve partidos consecutivos de Liga que lleva sin perder desde que cayó 2-1 en Cádiz el 5 de diciembre. Ha ... ganado en sus cinco últimas salidas (Valladolid, Huesca, Bilbao, Granada y Elche), las cuatro últimas seguidas en este 2021. Su reacción en la Liga, quizás más resultadista que estética, es un hecho, pero sigue pagando su pésimo inicio de temporada y no logra recortar la distancia con el Atlético, que no falla y le saca diez puntos que pueden ser trece porque el líder tiene un encuentro menos. También el Real Madrid está por delante, con tres puntos más que el conjunto azulgrana. La persecución parece, pues ficticia.
Por lo menos, aunque sea con una mirada imposible hacia el futuro, el Barça de Ronald Koeman sí está ganando jugadores para la causa. Son futbolistas que ya destacan ahora y que están adquiriendo experiencia y peso en el vestuario para cuando los vientos sean más favorables. Otra cosa será lo que pase la próxima temporada, con un nuevo presidente y habrá que ver si otro entrenador, pero de momento Frenkie de Jong, Pedri González y Ronald Araujo ya han dado un paso al frente que les será muy valioso más adelante.
El centrocampista neerlandés ha asumido con un año de retraso la responsabilidad que le correspondía por el alto precio que costó -75 millones de euros, más 11 en variables-, pero llegó del Ajax en la temporada más convulsa en la historia reciente del club y entró en un vestuario viciado en el que era difícil asomar la cabeza. Ahora el ambiente es más sano, aunque para ello se haya pagado el peaje de reforzar al Atlético con un goleador como Luis Suárez.
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El debate, en ese aspecto, tiene poco sentido: al delantero uruguayo le ha ido de maravilla para su carrera reformularse en un club en el que está obligado a ser más humilde en el día a día por su condición de recién llegado y al Barça, aunque el efecto puede que se note más a la larga, le ha ido bien que se oxigene la jerarquía en el vestuario ahora que Leo Messi ya no puede encerrarse en un pequeño círculo de fiscalizadores de todo lo que pasaba allí dentro.
El caso de De Jong es el mejor ejemplo. Ha dejado de recibir miradas internas de desconfianza por su carácter jovial y aparente pasotismo. Y se ha soltado. En Elche marcó un gol y repartió una asistencia. Lleva tres dianas y dos pases definitivos en sus últimos cinco partidos. Es su temporada más prolífica desde que está en la élite ya que acumula cuatro tantos en 25 encuentros, uno más que los que materializó en los 48 choques que disputó como jugador 'ajacied' en la campaña 2018-19. «Aún puedo jugar mejor, pero por supuesto que estoy contento por los goles y por las asistencias», declaró el holandés tras su actuación en el Martínez Valero. La misma descripción vale para Dembélé, que es otro, principalmente si le respetan las lesiones.
También es un ambiente más propicio para que jóvenes como Araujo, Pedri, Riqui Puig o Mingueza se encuentren más cómodos para poder crecer. El problema es que los buenos resultados han llegado tarde. Y la imagen del Barça todavía no es tan convincente como para pensar que la línea ya es de un ascenso imparable pese a la racha de las últimas semanas.
El miércoles, en Vallecas ante el Rayo a partido único en octavos, seguir en una Copa del Rey más asequible sin Real Madrid ni Atlético estará en juego. Messi habría sido reservado en condiciones normales, pero tras dos partidos de sanción por su expulsión en la final de la Supercopa de España frente al Athletic seguro que el astro argentino tiene ganas de jugar.
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