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Al Valencia lo único que le faltaba era un príncipe excéntrico, y lleva camino de conseguirlo si se convierte en realidad el comentario que en las redes sociales ha lanzado el heredero de Johor, un Estado en el sur de Malasia. En el año de ... Berlanga, el club de Mestalla puede abrir un nuevo capítulo en su historia con la llegada de un inversor que ha convertido su vida en un escaparate. Deportivos de lujo, relojes carísimos, lanchas fuera borda, un estilismo hortera y la mansión de los Picapidera -propiedad de su padre el sultán de Johor- es la rutina del príncipe malasio Tunku Ismail Idris Abdul Majid Abu Bakar Iskandar ibni Sultan Ibrahim Ismail (30 de junio de 1984). Para abreviar, Tunku Ismail. Un loco del fútbol, dueño del Johor Darul Ta'zim -campeón de la liga y exequipo de Pablo Aimar- y forofo de las fotografías con Ronaldo, Messi, Beckham... y Jorge Mendes, al que nunca hay que perder de vista en estas maniobras.
El príncipe, que ha mostrado su interés de hacerse con el Valencia, es uno de los grandes amigos de Peter Lim. En 2016, el Valencia trataba de cerrar su gran crisis deportiva. La primera decepción para la afición. La temporada había sido un desastre y el proyecto, ya sin Amadeo Salvo, se descosía sin remedio. La operación de venta, que se disfrazó como un gran Titanic, chocó contra su primer iceberg. Al mando de la dirección deportiva estaba Jesús García Pitarch y su primera decisión fue renovar al entrenador Pako Ayestarán. En mayo de 2016, el de Beasain viajó a Singapur con un grupo de jugadores, los elegidos para reflotar el proyecto -Jaume, Ryan, Mina, Javi Fuego y Alcácer-. Hoy, de todos ellos, sólo está Jaume en un club que vive instalado en el drama.
Lim ejerció de anfitrión e invitó a la expedición a su cumpleaños. En un conocido restaurante de la capital, el millonario organizó una cena con sus íntimos, jugadores y prensa. Allí también estaban Mendieta y Albelda, embajadores de la Liga, y con la cena empezada apareció Kim Lim en su papel de diva. Todo el ambiente se envolvió en un «happy, happy» que todos recuerdan. Muchos de aquellos amigos de Lim ya habían pisado el palco de Mestalla. La cena se dispuso en mesas redondas, y junto a la presidencial, ocupó su lugar Tunku Ismail, el príncipe de Johor. Discreto, silencioso y con un chándal negro de dos piezas. Carísimo, pero en chándal.
Unos días antes, la expedición había sido recibida en el sultanato de Johor con el príncipe como anfitrión. Tras pasar la frontera de Malasia, hubo almuerzo en un hotel y traslado al campo de entrenamiento del Johor, una instalación moderna y cubierta para mitigar el calor. El equipo trabajaba bajo la supervisión de Mario Gómez, asistente de Cúper en el Valencia, y cuando el príncipe apareció sobre el terreno de juego, la sesión se paró y los futbolistas locales besaron al heredero. Fuera de la instalación, un ruidoso grupo de seguidores armaban la algarabía necesaria para deleite del propietario.
Tunku Ismael ha visitado Valencia en varias ocasiones -Mestalla, el Duna y l'Oceanogràfic- y ha heredado las excentricidades de su padre, Ibrahim Ismail, el vigésimo quinto sultán de Johor. El tiempo dirá si todo forma parte de una nueva ocurrencia de Peter Lim y Meriton -la empresa que sostiene al Valencia- a los que, con príncipe o si él, el presidente de la Generalitat, Ximo Puig, clavó ayer un rejón de muerte al tumbarles su plan para acabar el nuevo estadio.
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