Marcar tres goles a domicilio suele ser sinónimo de victoria, pero no para el Real Madrid en Vallecas. El empate a tres en un duelo loco ante el Rayo confirmó que el conjunto blanco se ha reconciliado con el gol, como ya demostró ante ... el Girona o el Atalanta, pero también mostró una alarmante fragilidad defensiva blanca, auténtico talón de Aquiles para el equipo de Ancelotti que tumbó las opciones blancas de sumar tres puntos que le hubieran aupado a un liderato provisional.
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El primer gol rayista, en los minutos iniciales del encuentro, reflejó ya muchas de las carencias en el comportamiento defensivo del Madrid. El eléctrico De Frutos desbordó a Fran García, superado a base de regate y de nuevo vulnerable atrás, y Unai López, totalmente libre de marca en la incorporación desde la segunda línea, hizo el resto de cabeza.
Aún más flagrante fue lo del segundo tanto del conjunto de la franja, un error de bulto en la defensa del juego aéreo que permitió al central rayista Mumin rematar de testa con total tranquilidad, fruto de la pasividad de Arda Güler y Lucas Vázquez, dos jugadores de escasa altura, eso sí.
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Ancelotti, que ofreció una valoración positiva del duelo, a su juicio sin nada que ver con otros tropiezos a domicilio esta temporada como en Mallorca o Las Palmas, las dos primeras salidas ligueras del curso, reconoció sin embargo que la presencia física de sus laterales suplentes, Lucas Vázquez y Fran García, limita la protección del Madrid frente al juego por las alturas del rival.
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«Hemos cometido errores, si no el partido lo ganamos 0-3. A nivel de altura no tenemos un equipo muy grande. De cabeza Tchouaméni y Rüdiger son muy fuertes pero el resto no son jugadores altos, por lo que ahí hay que sufrir y en este sentido hemos sufrido», analizó Carletto, que sigue considerando al francés como una solución de «emergencia» para el eje de la zaga y reconoce los problemas en las jugadas a balón parado del Madrid, que echa de menos la contundencia y la jerarquía de Carvajal e incluso la solvencia defensiva de Mendy.
«Hay empates y empates, este es totalmente distinto a los de Mallorca o Las Palmas, con un equipo solidario, que ha luchado, ha corrido y no ha sido capaz de ganar porque ha cometido algunos errores. Como he dicho, estamos en la buena línea, en el buen camino, y salgo satisfecho. Veo un buen futuro», valoró a continuación sobre el duelo, bajo un prisma sorprendentemente optimista a tenor de que su equipo acumula siete goles en contra en los últimos cuatro partidos, incluso a pesar de que logró dejar su puerta a cero en Girona.
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Más allá de lo que Ancelotti considera errores individuales puntuales y no tanto un problema táctico colectivo, lo cierto es que al Madrid le falta control de los partidos. En Vallecas permitió un vertiginoso ida y vuelta incluso cuando ya no le hacía falta, pues su pólvora ofensiva le había permitido levantar un delicado 2-0 en apenas veinte minutos de arreón ofensivo. Ya no está Kroos, el rey del pase, y a Modric, a sus 39 años, le cuesta encadenar esfuerzos prolongados.
Bien es cierto que la calidad y amplitud de recursos en ataque generalmente harán decantar la balanza en favor del equipo blanco cuando los partidos tiendan a la locura, ya ocurrió en Bérgamo, pero en el cara o cruz se quedaron en Vallecas dos importantes puntos en la batalla liguera de las alturas.
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