David Silva se retira del fútbol

El tiempo estimado de baja en una lesión de estas características es de mínimo ocho meses de duración, lo que unido a su edad, en enero cumplirá 38 años, ha motivado que el jugador haya optado por retirarse de la práctica del fútbol antes de lo previsto. El 4 de mayo renovó su contrato por un año más, hasta el 30 de junio de 2024, en el que previsiblemente iba a ser su último curso como txuri-urdin.

Silva afrontaba su cuarta campaña como jugador de la Real después de que su llegada al conjunto guipuzcoano sorprendiera al planeta fútbol en el verano de 2020. El canario eligió la entidad blanquiazul como destino después de abandonar el Manchester City donde completó una exitosa trayectoria de una década. Abandonó el Etihad con honores de capitán e incluso el club mancuniano levantó una estatua en su honor en los exteriores del estadio.

La Real siempre ha tratado de cuidar el estado físico del jugador con mucha precaución, consciente de la edad del futbolista. Sin ir más lejos había iniciado esta pretemporada a un ritmo menor que el resto de la plantilla, precisamente con el fin de evitar problemas físicos. No ha sido hasta esta segunda semana de la pretemporada cuando se ha unido de manera completa a los entrenamientos grupales. A la tercera sesión es cuando la rodilla izquierda le ha jugado una mala pasada.

Todo hace indicar que Silva se enfrentará a sus 37 años a la peor lesión que ha sufrido en toda su carrera. En su trayectoria de más de 20 temporadas en la élite es la primera vez que padece una dolencia de estas características. El canario se encuentra bien anímicamente, la lesión supone un mazazo, ya que se produce en el momento en que iba a abrir la temporada, pero está tranquilo y ha asumido este contratiempo con deportividad.

No va a haber ningún problema a la hora de arreglar la relación contractual entre jugador y club. La Real va a apoyar al futbolista en todo momento y respetará los tiempos que elija el propio centrocampista para hacer pública su decisión.

Sin Silva, toca adoptar decisiones en la Real. Asumido el disgusto, en el club y en el vestuario ya han aceptado la realidad y trabajan para ponerle remedio, siendo conscientes de que es imposible suplir a un jugador de su talla. La experiencia avala a un grupo que supo afrontar la lesión de su emblema Oyarzabal y también del jugador por el que mayor desembolso se ha hecho nunca, Sadiq.

Por eso el club ya está tirando del trabajo realizado por sus ojeadores, ha levantado el teléfono para preguntar por jugadores, para conocer en qué situación están uno y otro y saber cuál es su disposición a moverse. Es la obligación de toda dirección deportiva. Lo ha hecho la Real en las últimas horas y lo han hecho con más interés desde fuera de Gipuzkoa. Porque ha sido conocer que Silva está lesionado y colocarle jugadores a la Real. Todo uno. Kamada, Isco... y los que vendrán. No hay nada con ellos. Es fácil entender por qué: la Real practica un fútbol atractivo, juega Champions, es un club solvente que paga al día a sus jugadores y es un magnífico lugar para quien quiere crecer como futbolista.

Pero Jokin Aperribay, Roberto Olabe e Imanol Alguacil lo llevan grabado a fuego: de ninguna manera la Real va a realizar una operación que suponga tapar a los jugadores que ya hay en la primera plantilla y los que vienen por detrás en el filial. La Real confía en lo que ya tiene. No va a hipotecar el crecimiento de un jugador de la plantilla por otro que pudiera venir de fuera.

No va a entrar en ninguna puja y solo abordaría una operación si entra dentro de sus parámetros económicos y sobre todo si mejora lo que ya tiene. A la Real le avala la experiencia de temporadas pasadas en las que consiguió sobreponerse a lesiones de jugadores importantes.

En el club consideran que no urge fichar porque tiene recambios para cubrir el hueco de Silva. Brais Méndez, el canterano Pablo Marín, Merino, Kubo, Oyarzabal, Robert Navarro y Goti, éste el último en llegar procedente del Athletic con idea de que en un futuro pudiera ocupar el sitio de Silva. Teniendo en cuenta, eso sí, que como Silva no hay ningún otro.