Otra clase magistral del hombre tranquilo

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Jornada 11

El Real Madrid abruma al Sevilla con su potencia de fuego

Óscar Bellot

Porque tres minutos después, el líder de laLiga se ponía por delante. ¿Quién marcó? Lucas Vázquez. ¿Y quién participó en la acción? Marco Asensio, ese futbolista que muchos colocan en el Barcelona la próxima campaña y que realizó una buena entrega a Vinicius, a la postre asistente del gallego. Poco después, llegó el tanto que certificaba una nueva victoria del Real Madrid. De Fede Valverde, que está que se sale, aunque no jugará mañana contra elRed Bull Leipzig por la brutal entrada que le propinó 'Papu' Gómez.

Dos de los cambios, en este sentido, aportaron al Madrid la potencia y determinación necesaria para desnivelar el partido y continuar en los más alto de la clasificación. Y esas sustituciones portan la firma de Ancelotti, ese entrenador que ha sido capaz de congeniar todos los egos que existen en un vestuario plagado de estrellas. Hay futbolistas que no juegan tanto como desean, por ejemplo Marco Asensio y Lucas Vázquez, pero cuando aparece sobre el césped tiran del carro como el que más para que su formación añada tres puntos más en la clasificación.

Él mismo se felicitó por su gran decisión, por saber hallar entre los suplentes lo que precisaba su escuadra en ese momento determinado, contra ese rival en concreto. Podía haber mirado a otros futbolistas, pero no eligió a los que sabía que podían variar el resultado. «Los cambios han dado más energía al equipo. El segundo gol ha llegado con un pase espectacular de Asensio a Vinicius. Son recursos que tenemos en el banquillo. La plantilla tiene salud cuando los que juegan menos entran al campo y lo hacen muy bien. Tenemos que aguantar este tramo de temporada, es importante que aquellos partidos que sufrimos, todavía sigamos ganándolos», aplaudió el italiano.

Equipo enchufado 

Un entrenador que ya colocó en las vitrinas del Real Madrid el pasado curso la Liga y la Champions. Y este ejercicio va camino de repetir el título en el torneo de la regularidad, con diez victorias y tan solo un empate –frente a Osasuna en el Bernabéu– en once jornadas. Porque es un gran gestor, una persona que sin grandes estridencias ni frases grandilocuentes, ni gestos en el banquillo que llamen la atención, cuenta con un vestuario y un equipo enchufado, dispuesto a ir a la batalla si él se lo propone. Su capacidad para tener contenta a la plantilla recuerda al carácter de Vicente delBosque, que se comportaba como un padre con toda su tropa. «Ancelotti representa perfectamente lo que debe ser un entrenador», avaló hace unos meses el salmantino al transalpino. Y en el campo, él lo demuestra con sus clases magistrales.