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P. Ríos
Barcelona
Martes, 6 de abril 2021, 17:27
Lo mejor que le pudo pasar al Barça el lunes ante el Valladolid, además de lograr los tres puntos, fue sufrir y recordar que pese a la racha ya de 19 jornadas seguidas sin perder, con 51 de los últimos 57 puntos en el casillero, ... sigue siendo un equipo en construcción que todavía no ha ganado nada. El gol de Dembélé en el minuto 90 que valió para el 1-0 definitivo provocó una explosión de júbilo porque dejaba al conjunto de Ronald Koeman a un punto de Atlético de Madrid y dos por encima del Real Madrid antes del clásico que se jugará el próximo sábado en el estadio Alfredo Di Stéfano, en Valdebebas. Pero la diana del francés también causó alivio para unos jugadores que ya saben que cuando pierden la humildad individual y el sentido colectivo del fútbol lo pagan. Y eso también vale para el entrenador holandés, que seguro que tomó nota.
Ir a casa del eterno rival creyéndose por encima del bien y del mal hubiese sido contraproducente. Ya pasó dos veces esta temporada en sendos conatos de reacción del Barça que luego se evidenciaron que eran ficticios. A mediados de enero, el equipo de Koeman llegó a la final de la Supercopa de España en un estado de relativa euforia al completar su primer mes invicto del curso con resultados esperanzadores, pero perdió en la prórroga ante el Athletic (2-3) y volvió a poner los pies en el suelo. No aprendió la lección y afrontó la ida de los octavos de final de la Liga de Campeones ante el PSG otra vez envalentonado con la resurrección de Leo Messi en este 2021. Y hasta Koeman creyó que tenía una máquina imparable en las manos y no tomó precauciones ante un jugador que está en edad y ánimo de marcar diferencias como Mbappé, autor de un 'hat-trick' para sentenciar la eliminatoria en un 1-4 que volvió a hacer mucho daño. Para entonces, el técnico azulgrana ya tenía claro que el camino del éxito pasaba por una defensa de tres centrales y dos carrileros largos, pero aquel día dejó desprotegido con un tradicional 4-3-3 a Dest en el lateral derecho ante el potente crack francés.
Y ahora se intuía un estado mental de euforia parecido en un equipo que sigue pensando que es un grande, lógico por los jugadores que tiene, pero que todavía compite con muchas carencias deportivas y, principalmente, psicológicas por ese pasado reciente repleto de estropicios monumentales. El Barça se fue al parón de las selecciones maravillando con el 1-6 a la Real Sociedad y ha regresado sufriendo con un 1-0 ante un Valladolid que reclamó un penalti por manos de Alba, que se irritó con la roja a Óscar Plano y que estrelló un cabezazo por mediación de Kodro en el larguero con 0-0.
Frenkie de Jong y Leo Messi no vieron la temida quinta amarilla y estarán ante el Real Madrid, como Sergi Roberto y Gerard Piqué, quienes todavía no recibieron el alta médica el lunes pensando en ese clásico. Se lo perderán Ansu Fati y Philippe Coutinho, operado en Brasil de la rodilla que se lesionó en enero, una intervención que no arregló el problema hasta el punto de que es la tercera en tres meses. Curiosamente, es un caso similar al de Ansu Fati, que se está probando ya sin demasiada fe para intentar evitar el tercer quirófano desde que se lesionó en noviembre. Los dos, titulares en la primera vuelta ante el Madrid, con gol de joven internacional español en aquella derrota por 1-3, ya han dicho adiós a la temporada.
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