Un Barça agotado y consciente de sus limitaciones en el sprint final

Muchos esperaban el sábado que el Barça se lanzara al ataque con todo ante el Atlético, especialmente en los últimos minutos con un 0-0 en el marcador que le alejó un poco más de título. Puede que hasta Diego Pablo Simeone creyera que ese acoso final iba a suceder con la esperanza de cazar al conjunto azulgrana en una contra. Pero lo que pasó fue una copia de lo visto diez días antes en un Barça-Granada ilustrativo: los jugadores de Koeman no solo perdieron el partido 1-2 y la posibilidad de depender de sí mismos para lo que quedaba de Liga, sino que en los últimos quince minutos apenas inquietaron al equipo andaluz. Todavía hubo algo más de orgullo ante el Atlético con un cabezazo de Dembélé y alguna diablura de Messi, pero poca cosa para intentar batir a Oblak.

Pedri es el ejemplo de ese desgaste. Su primera temporada en el club azulgrana ha sido maravillosa, más todavía valorando que la comenzó con 17 años, pero ya se le está haciendo demasiado larga. Y no solo a él. Koeman encontró una fórmula con un 3-5-2 y un once fijo con pocas modificaciones. Le funcionó para dar la cara en la competición, pero sin el plus de la aportación desde el banquillo es imposible. Jugadores como Pjanic, Riqui Puig, Junior o Trincao apenas cuentan y las rotaciones no existen. El sábado, bastó la lesión de Busquets tras su encontronazo con Savic para que el Barça se descompusiera de forma alarmante. De Jong tuvo que hacer de pivote y todo se estropeó. El holandés no tiene el temple de Busquets en la organización y para colmo el conjunto culé perdió la llegada desde el interior de De Jong, su jugador más decidido para romper líneas con desmarques o conducciones.

Y luego están las limitaciones tácticas de un entrenador que sabe conectar con el grupo como exjugador de prestigio que fue, pero que en los pulsos ante los mejores entrenadores ha sucumbido. Con solo un punto ganado de 12 en juego ante Atlético y Real Madrid, con los dos 'goal average' perdidos, si conquistara la Liga parecería un chiste malo. Y lo mismo vale para el 1-4 ante el PSG en la ida de octavos de la Liga de Campeones y el 0-3 contra la Juve el día que se jugaba precisamente no enfrentarse ante un rival francés o similar en octavos. Por no hablar del citado 1-2 ante el Granada cuando podía poner la directa hacia el título de Liga. Pero tampoco hay que engañarse demasiado. En noviembre no eran pocos los que veían al Barça con dificultades para entrar entre los cuatro primeros y la gran verdad es que matemáticamente todavía está peleando por el título. Hay que valorarlo.