Un Atlético entre interrogantes

Las dudas han acompañado al Atlético desde el comienzo del campeonato en agosto hasta su suspensión siete meses después. Justo antes de que la pandemia obligara a bajar la persiana, los madrileños protagonizaron una sorpresa formidable eliminando al todopoderoso Liverpool de Kloop. Los aficionados colchoneros no tardaron un segundo en interpretar esa hazaña como el génesis del resurgimiento de su equipo. No les importó obviar el evidente peso que la fortuna tuvo en su victoria en Anfield. Prefirieron adjudicársela por completo al indomable espíritu combativo de sus muchachos y volvieron a hacerse grandes ilusiones para lo que restaba de temporada, sobre todo para la Champions. La suspensión de las competiciones, sin embargo, lo dejó todo en el aire. Entre otras cosas, ese dulce sueño de los colchoneros.

Como el presente está hueco y el futuro no empezará a desvelarse hasta el domingo, lo que nos queda es recordar el pasado inmediato. Pues bien, si se analiza la campaña 2019-20 resulta obligado retratar a un Atlético azotado por la típica crisis de los equipos que viven una renovación y todavía no han podido quitar los andamios de su fachada. La campanada contra el Liverpool no puede ser un árbol majestuoso que impida ver el bosque. Eliminado en la Copa por un Segunda B, el típico accidente al que parecía inmune en sus buenos tiempos, el grupo de Simeone es sexto en una Liga en la que en otoño ya había perdido todas sus opciones. Sus 45 puntos están muy lejos de los 56 que sumaba la pasada temporadas a estas alturas del campeonato. Como también está muy lejos su diferencia de goles: ha marcado ocho menos y ha recibido cuatro más. Junto al Sevilla, la Real, el Getafe y el Valencia lucha ahora a la desesperada por un puesto en la Champions.

La calidad del juego, que nunca ha sido una prioridad para el Atlético, se deterioró hasta niveles cercanos a la indigencia y la falta de gol acabó condenando a un grupo al que le falló de repente su ecuación sagrada: la del 1-0. El problema es que ya no acertaba a conservar su portería inmaculada y marcar un gol se convirtió en un drama. Que un aspirante a todo a principios de Liga sea el undécimo del campeonato en goles marcados -sólo lleva 31- lo dice todo sobre una penuria más propia de un equipo que lucha por la salvación. Otro ejemplo más. Morata, su máximo realizador, es decimoséptimo en la lista del Pichichi con 8 goles. No ha convencido a nadie y ya se especula con que fiche por el Inter y que Cavani, oscuro objeto de deseo, llegue este verano procedente del PSG. A la hinchada colchonera, en fin, no le salen las cuentas en ninguna de las dos áreas. Sin Griezmann y con Diego Costa renqueante, han perdido gol. Sin Juanfran, Godin, Luis Filipe, Lucas Hernández y antes Gabi han perdido un extra de solidez. Por no hablar de que, sin Rodri, perdieron creatividad en el centro del campo.

Este era el cuadro del Atlético antes del viaje a Anfield. El que viene ahora no tardará en visualizarse. Y es que a los madrileños les espera, como a los jugadores de Garitano, un regreso a la competición frenético, demencial para unos atletas que llevan tres meses parados o entrenando de aquella manera. Ni más ni menos que cuatro partidos en diez días. En el caso del Atlético, tres de ellos serán fuera de casa, una de sus debilidades esta campaña. Jugar sin público será una ventaja para los colchoneros, que donde tendrán su hándicap, como es lógico, es en el Wanda Metropolitano. Será curioso observar a Simeone, que a final de temporada perderá a su gran escudero el 'Mono' Burgos, sin poder interactuar con la grada, una de sus facetas más conocidas. Tendrá que centrarse exclusivamente en el césped, en un once que ya tiene bastante perfilado para San Mamés. La defensa la compondrán Trippier, Savic, Giménez y Lodi. En el centro del campo son fijos Koke, Saúl y Thomas, que quizá cuenten con Carrasco por la izquierda. Marcos Llorente, que se ganó en Anfield la titularidad, jugará más adelantado, por detrás de Diego Costa.