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p. ríos
Barcelona
Domingo, 8 de noviembre 2020, 18:43
El día de la resurrección de Leo Messi, el Barça se quedó sin Ansu Fati. Así de cruel es el fútbol actual para el equipo de Ronald Koeman, quien no puede disfrutar de un día tranquilo en el club azulgrana por unos motivos ... u otros. Curiosamente, rarezas del destino, el partido de la reivindicación del argentino le llegó comenzando como suplente y la lesión del joven internacional español la sufrió como titular. A sus 18 años recién cumplidos, el delantero nacido en Guinea-Bissau afronta un percance que requiere la mejor cura para evitar secuelas que puedan afectar a su carrera en un futuro. Se rompió el menisco interno de la rodilla ante el Betis. O, mejor dicho, se lo rompió Mandi sin intención, pero con una patada durísima al intentar despejar dentro del área. Fue la jugada del penalti que falló Griezmann. Ansu siguió jugando hasta el descanso, pero ya no entró en la segunda parte.
El FC Barcelona comunicó este domingo que Ansu Fati pasará por el quirófano del doctor Ramon Cugat el lunes, aunque no aclaró todavía el dilema: extirpar el menisco, un hecho que le permitiría jugar en un mes y medio pero que desprotegería su rodilla de cara al futuro, o suturar el menisco y conservarlo, algo que conllevaría una baja de entre tres y cinco meses aunque al mismo tiempo sería más recomendable debido a su juventud. En principio, la segunda opción sería la elegida.
Messi, que comenzó en el banquillo porque Koeman lo veía cansado para jugar otro partido completo, entró tras el descanso por Ansu para finiquitar al Betis, que se había colocado 1-1 en el marcador. Con más pausa que en anteriores partidos (con el balón, se entiende, que de pausa en la presión al rival va sobrado), sin obsesionarse con marcar ese primer gol de jugada que tanto se le estaba resistiendo este curso, todo fluyó como antes era costumbre. Dio una asistencia genial a Griezmann en el 2-1, aunque no se la añadirán a su currículum porque no llegó a tocar el balón servido por Alba: arrastró a Bravo y Bartra, saltó y el francés empujó el esférico a portería vacía. Luego anotó de penalti. Y finalmente, solo ante Bravo, se tomó un momento para pensar y decidió fusilarlo para marcar por fin ese gol de jugada.
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Messi lleva seis goles esta temporada, cinco de ellos de penalti, especialidad en la que lleva un cien por cien de aciertos tampoco habitual en él, más certero en su carrera en acciones en movimiento que a balón parado. Suma tres en la Liga de Campeones y tres en la Liga. Ya supera, precisamente, como máximo goleador del equipo a Ansu, que se quedará durante un tiempo, quizás entre tres y cinco meses, con cinco goles: cuatro en Liga y uno en Europa. Eso sí, en su caso, todos de jugada. Será una ausencia difícil de suplir porque era el delantero que más peligro creaba y encarnaba la ilusión del nuevo Barça. Cuando reaparezca Coutinho tras su lesión muscular, seguirán habiendo cinco opciones muy claras para cuatro posiciones de ataque en el 4-2-3-1: Messi, Griezmann, Dembélé, Coutinho y Pedri, además de Trincao y Braithwaite. Calidad no falta, pero Ansu era diferente.
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