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Mourinho pagó su mal perder con el árbitro en el parking: «¡Eres una p... vergüenza!»

Mourinho pagó su mal perder con el árbitro en el parking: «¡Eres una p... vergüenza!»

La Roma cayó en la final de la Europa League contra el Sevilla y el técnico luso estalló contra el colectivo arbitral, que no señaló una clamorosa mano de Ocampos en el área en los minutos finales

A. Mateos

Jueves, 1 de junio 2023, 08:41

José Mourinho perdió anoche su primera final europea. Hasta ayer había ganado las cinco que había disputado. El Sevilla había hecho lo propio en su competición fetiche. Seis finales disputadas de Europa League, seis títulos. Uno de los dos estaba condenado a romper la racha, y la lotería de los penaltis determinó que fuese el luso.

Fue un partido gris, muy táctico y con pocas ocasiones. Es más, de cara al espectador, lo más interesante fue el espectáculo de Mourinho en el banquillo: Protestas, invasión del campo, tanganas con el staff de Mendilibar... puro estilo 'the special one'. Aunque, como en otras ocasiones le ha ocurrido, el show se le fue de las manos. Al finalizar el partido y como subcampeón de la Europa League, Mourinho esperó al árbitro y sus ayudantes en el parking del estadio para reprocharles su actuación: «¡Eres una puta vergüenza, eres una puta vergüenza!», le gritó.

Para contextualizar el mosqueo del luso hay que recordar la jugada más polémica del partido, que sucede a falta de diez minutos en el área del Sevilla. Un jugador de la Roma centra el balón y este impacta en el brazo de Ocampos, que corta la trayectoria del esférico. Una mano clamorosa de las que se pitan en España y en Europa. Pero como se ha visto este año, lo de las manos sancionables comienza a ser una lotería. Y ayer fue otro ejemplo del descrédito que sufre el colectivo arbitral.

Mourinho, que sabe la polémica que genera el asunto, utilizó la jugada para justificar el pésimo juego de su equipo. «El árbitro parecía español... Nos vamos a casa muertos por una injusticia», dijo en rueda de prensa. Minutos después, en el parking, directamente le espetó a Taylor, el colegiado inglés: «Eres una desgracia».

El árbitro y su equipo no fueron los únicos señalados. También apuntó a las altas esferas de la UEFA. Según publica 'La Gazzetta dello Sport', Mourinho arremetió contra Roberto Rosetti, el presidente de la comisión de árbitros de la UEFA, en los siguientes términos: «¡Vergüenza, estabas de acuerdo con ellos!». Finalmente, tras un minuto de tensión, abandonó el estadio en el autobús de su equipo.

Se espera una dura sanción para Mourinho, que ayer pudo vivir su último partido con el equipo romano. Quizás por el dolor de la derrota, pero Mourinho abrió una puerta a su salida. «Estoy un poco cansado de ser entrenador, hombre de comunicación, de ser la cara que dice que nos han robado. Estoy cansado de ser tanto. Quiero quedarme con condiciones para dar más. Pienso que la temporada que viene que no jugamos Champions es una buena noticia, no somos un equipo de Champions».

El niño de la Roma que se fue feliz

Antes de que Mourinho fuese noticia por su actitud en el parking del Puskas Arena, el luso ya la había liado en el campo. Durante el choque, las protestas a Taylor y su equipo fueron constantes. Invadieron en numerosas ocasiones el terreno de juego y hasta se encararon con el banquillo del Sevilla. El staff de Mendilibar y los suplentes sevillistas entraron en la tangana y, como era de esperar, se lió.

Afortunadamente, la cosa acabó sin males mayores. El árbitro repartió unas cuantas amarillas, Mourinho se llevó una de ellas, y la final continuó. El técnico luso fue amonestado en el minuto 70, pero le dio igual. Continuó con sus protestas hasta el 147 que duró el partido. Sí, 147 minutos de poco fútbol y mucho show. Algo inédito en la historia del deporte 'rey'.

En cuanto el árbitro decretó el final del partido, los jugadores se prepararon para la lotería de los penaltis. El Sevilla, que tiene mejores lanzadores, se llevó el título con una gran actuación del portero Bono. El éxtasis sevillista contrastaba con la desolación de los romanos, reflejada en el rostro de Mourinho. Desencajado y enfadado, no felicitó al rival y se quitó la medalla de subcampeón nada más recibirla. Su destinatario, un niño aficionado de la Roma que se encontraba en la grada. Al menos, se fue feliz pese a la derrota de su equipo. El técnico luso lo justificó así en rueda de prensa: «Las medallas de oro las guardo, las de plata no las quiero y siempre las regalo».

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