Drama en el estadio del Borussia y alegría en Munich

Horas antes del encuentro, el espectacular fondo del Westfalenstadion ya estaba repleto de gente, 25.000 aficionados borussers de pie alentando a su equipo. A pesar del apoyo, el Dortmund no pudo salir peor al partido. En el minuto quince ya perdía, tras un gol del Mainz a la salida de un córner. Apenas cinco minutos después Haller falló un penalti y acto seguido el Mainz marcó el segundo. A todo esto, el Bayern ganaba su partido en Colonia gracias a un tempranero tanto de Gnabry. En esta situación se llegó al descanso, pero ni los cambios ni la charla de Terzic cambiaron lo suficiente al Dortmund, que seguía jugando un fútbol espeso y falto de ideas.

En el setenta Guerreiro anotó el 1-2 pero a medida que los minutos transcurrían y el empate no llegaba, las esperanzas del Dortmund estaban en Colonia, donde un tanto local podía darles la Bundesliga a pesar de la derrota. El gol llegó, y los hinchas del Dortmund lo celebraron como propio, pero a pesar de ello su equipo seguía caminando sobre el alambre, a sabiendas de que un gol del Bayern daría el título a los bávaros. Cuando faltaba un minuto para finalizar el tiempo reglamentario, el joven Musiala, que había sido suplente, realizó un control fabuloso en la frontal del área y su golpeo seco y ajustado se coló en la portería del Colonia. La noticia fue un mazazo terrible para el Dortmund, que siguió atacando sin el suficiente convencimiento. El empate llegó, pero ya era en balde, el partido en Colonia había acabado y los jugadores del Bayern miraban en sus teléfonos cómo en Dortmund se consumaba el desastre.

El cuerpo técnico, los directivos y los futbolistas del Bayern celebraron con rabia el título, posiblemente el más difícil de los once que han ganado de forma consecutiva. Mientras, en Dortmund, el muro amarillo despedía a sus jugadores con honor, cuyas caras reflejaban tristeza, impotencia e incomprensión. Desde aquellas dos temporadas a las órdenes de Jurgen Klopp, en las que ganó dos ligas consecutivas, el Borussia nunca había estado tan cerca del título. Sus aficionados recordaran ahora aquel clamoroso penalti no pitado ante el Bochum, que se ha mostrado, a la postre, decisivo. El Bayern gana su liga número 33 por la mejor diferencia de goles, tras empatar a 71 puntos con el Dortmund.

El resto de la jornada en la Bundesliga también tuvo gran emoción. Unión Berlín y Friburgo competían por la última plaza de Champions, y durante varios minutos el equipo de la Selva Negra ocupó la cuarta plaza, ya que ganaba su partido al Eintratch y el Unión empataba ante el Bremen. Casi al mismo tiempo llegó el tanto de los berlineses y el empate de los de Frankfurt, que devolvía la cuarta plaza al Unión. El Friburgo, que terminó perdiendo el partido por 2-1, tendrá que conformarse un año más con la Europa League.

Para la plaza de Conference el Leverkusen de Xabi Alonso dependía de sí mismo, pero se complicó la vida con la expulsión de Adli en el minuto ocho. El modesto Bochum, que se jugaba la salvación, aprovechó su ventaja y ganó por 3-0 para confirmar su puesto en la Bundesliga 23-34. Todo quedaba en manos del Wolfsburgo, que debía ganar o empatar ante el descendido Hertha para acceder a la sexta posición. Pues bien, el equipo de la Wolkswagen, que se había adelantado en el minuto dos, vio como los berlineses le remontaban y no solo no alcanzó al Bayer, sino que perdió un puesto a favor del Eintracht y ya no irá a Europa al margen de lo que ocurra en la final de la Copa.

Por la parte de abajo quedaban dos puestos por decidir, uno de descenso directo y otro de promoción. El Schalke cayó ante el Leipzig (4-2) y confirmó su regreso a la Bundesliga 2 un año después, pero la plaza de promoción estuvo más animada. La victoria del Bochum ante el Leverkusen ponía la pelota en el tejado del Stuttgart, que debía ganar ante el Hoffenheim. El Augsburgo también estaba inmerso en la pelea, y perdía por dos goles ante el Gladbach con un jugador menos, por lo que solo podía rezar por que el marcador en Stuttgart no se moviera. Así fue, los de Baden-Wurtemberg murieron en la orilla y deberán confirmar su puesto en la Bundesliga en la promoción de descenso, en la que se enfrentara al Hamburgo o al Heidenheim, en función de lo que suceda en la última jornada, que se disputa mañana.