«Los árbitros somos recordados por los errores»

- Los árbitros no suelen conceder entrevistas.

- Creo que hay que normalizar nuestra figura. Es importante que la gente nos conozca aunque no seamos los actores principales.

- El suyo es un oficio al que siempre acompaña la polémica. ¿Lo asume?

- Sabes que vas a tomar decisiones impopulares y que siempre va a haber críticas. Es parte de nuestro trabajo. Tienes que mentalizarte y estar preparado para esas críticas, sobre todo si son dañinas y afectan a la familia.

- La última polémica es por un fuera de juego no señalado en el Cádiz-Elche. Al colegiado se le 'ejecuta' por un solo error.

- Somos recordados por los errores que cometemos. En un partido tomas muchas decisiones y hay que aceptar que esto es así. Somos humanos y a veces fallamos. La perfección no existe pero siempre buscamos la mejora.

- Ahora hay mucha discusión sobre las manos, una jugada difícil de enjuiciar.

- Ha habido 1.600 manos, pitadas y no pitadas, y sólo 16 errores, según nos han dicho en el Comité. Siempre han sido un problema porque son interpretables. Las directrices son claras, aunque luego hay que estar en el terreno de juego y peritarlas. Cada mano es un mundo y entendemos que haya jugadas que puedan suscitar discusión. Nosotros no creamos la norma; simplemente la aplicamos, estemos o no de acuerdo.

- ¿Es partidario del VAR semiautomático para el fuera de juego?

- Sí. Toda tecnología que ayude a minimizar errores es positiva. Se ha utilizado en la pasada Supercopa y ha sido bien aceptada por el público. Es una herramienta que puede beneficiar al fútbol.

- ¿Qué les diría a los que piden que se elimine el VAR porque está desnaturalizando el fútbol?

- Es una herramienta muy positiva, aunque manejada por humanos. El fútbol no son matemáticas. Dos y dos no siempre son cuatro. Hay situaciones grises que el árbitro tiene que interpretar. Con el VAR se han corregido muchos errores que hubieran generado polémica. Va a estar con nosotros mucho tiempo.

- ¿Condiciona el VAR su actuación en el campo? ¿Está demasiado atento a lo que le dicen por la emisora?

- Para nosotros es como una red de seguridad. Yo tengo que arbitrar como lo he hecho siempre. Aunque es cierto que en un barullo en el área igual tengo que parar para que mis compañeros me digan si, por ejemplo, ha habido una mano o una zancadilla. Hay que adaptarse a la nueva herramienta, pero a mí no me ha cambiado a la hora de tomar decisiones.

- Y todo esto sucede en el campo con muchos jugadores tratando de, digamos, confundir al colegiado. Eso que llaman el otro fútbol.

- Tenemos plataformas con las que analizamos a equipos y jugadores. Sus sistemas tácticos, sus futbolistas clave, los que pueden generarte problemas... Hay que interpretar esos datos con la mente abierta, sin que te condicionen esas estadísticas. Los jugadores buscan lo mejor para su equipo y yo tengo que estar lo más fino posible para evitar que me engañen si lo intentan. Y sancionarlo. Nosotros tenemos bien estudiados a los futbolistas y ellos, a nosotros. No los miro como si fueran mis enemigos.

Su estilo de arbitraje

- En la final de la Supercopa se le vio como un árbitro dialogante y que deja jugar. ¿Es su estilo?

- Sí. Me dicen que hablo mucho, pero me gusta empatizar con el jugador. Quiero que entienda que me puedo equivocar y creo que eso el futbolista lo agradece. Intento darle fluidez al juego, pitando las faltas claras, sin sancionar pequeños contactos porque eso desluce el espectáculo. El público quiere que haya ritmo.

- Fue nombrado como mejor árbitro español de la pasada temporada. Dicen que es el colegiado que viene.

- Es un orgullo que mis compañeros me reconozcan el trabajo. Y es una responsabilidad. Trataré de seguir creciendo consciente de que van a venir momentos malos. En esos baches hay que evitar las dudas y hay que aprender.

- ¿Recurre a un psicólogo?

- No. Respeto a los que lo hacen porque puede ser muy positivo para ellos. Para mí la mejor terapia es con mis compañeros (asistentes, Roberto Díaz y Jon Núñez). Nos decimos las cosas claras tras los partidos. Nada de darnos jabón... Cuando vemos que hemos cometido un error o podemos mejorar, lo hablamos.

- ¿Qué tal la experiencia en el Mundial de Qatar?

- Muy bonita. Positiva. Te sirve para ver que no somos el ombligo del mundo y que hay muchas formas de arbitrar. Me ayudará a crecer.

- Y a resistir las polémicas. Ya ha vivido alguna, como cuando tuvo que suspender un derbi sevillano porque a Jordán le lanzaron un palo desde la grada.

- Fue un momento complicado. Es un partido precioso, con dos aficiones increíbles... Y por culpa de un inconsciente todo se estropea. A esa gente hay que sacarla del fútbol.

- También expulsó a Cristiano en la Supercopa de 2017. ¿Impone un jugador así?

- Sin entrar en jugadas puntuales, no miramos ni figuras, ni colores, ni escudos. Tratas de hacer lo correcto. No tomo decisiones pensando en la repercusión. Arbitro sin importar quién esté delante.

- Una curiosidad, ¿por qué a los colegiados se les llama siempre por los dos apellidos?

- Pues dicen que en la época de Franco había un árbitro que se apellidaba igual y como surgían polémicas tras algunos partidos, Franco dijo que a los colegiados había que ponerles los dos apellidos para diferenciarlos de él.

- Su padre también fue colegiado. ¿Influyó en su decisión de serlo?

- El fútbol siempre ha estado en casa. Me hubiese gustado ser futbolista. Quise conocer bien las reglas y un día le dije a mi padre que quería entrar en el comité. Así empecé.

- Su padre aparece en una secuencia de la película 'Volver a empezar', dirigida por José Luis Garci y galardonada con un Oscar.

- Sí, se ven unas imágenes de un Sporting-Atlético de Madrid y estaba mi padre. Es un recuerdo bonito para la familia. Quizá por eso me gusta mucho arbitrar en Gijón.

- Ha dicho que quiso ser futbolista. ¿En qué equipos jugó?

- Indartsu (Basauri), Santutxu, Ibarreko, Romo... No se me daba mal, pero...

- Los árbitros no pueden decir de qué equipo son, pero, ¿soñó con entrar en la cantera del Athletic?

- La mayoría de la gente de Bilbao es del Athletic. Es una referencia y no sólo aquí. Mira las peñas que hay en España.

Polémicas y familia

- Es hijo de árbitro y ahora padre. ¿Cómo lleva el efecto que tienen las polémicas en la familia?

- Los medios de comunicación siempre han sido muy duros con el estamento arbitral. La moviola vende mucho. Tengo que intentar aislarme de todo eso.

- ¿Cómo reaccionó su padre cuando le dijo que quería ser árbitro?

- No le hizo mucha gracia, pero me apoyó. Me dijo que yo tenía que escribir mi camino y me dejo volar solo. Mi madre me aconsejó que no me preocupara por los insultos de la grada.

-¿Recuerda cómo fue su primer arbitraje?

- Sí. En un partido entre el Zorroza y el Zasan Athletic, en el campo de La Base, en Zorroza. Tenía 15 años y muchos nervios. Pité un penalti. Y me equivoqué al redactar el acta. Tuvieron que ayudarme.

- ¿Qué partido sueña con arbitrar?

- Una final de Copa, que es la fiesta del fútbol español. Creo que es un sueño realizable.

- Al pertenecer al Comité Vasco no puede arbitrar encuentros del Athletic.

- Así es. Bueno... Tengo buena relación con los jugadores del Athletic. Les he dado alguna charla sobre las normas. Ellos a veces me consultan algunos aspectos. Creo que es bueno que haya esa comunicación entre los futbolistas y los árbitros.