Duras críticas a Kepa tras su grave error en el tercer gol del Atlético

Un grave error de Kepa en el minuto 78 casi le cuesta el primer título de la temporada al Real Madrid. Los blancos sufrieron de lo lindo para vencer al Atlético y pasar a la final de la Supercopa. Lo lograron en la prórroga y con un autogol de Savic que llegó gracias a un remate de Joselu, pero antes, estuvieron al borde del precipicio. El meta de Ondarroa salió tarde y mal a despejar un balón por alto rebotó en el pecho de Rüdiger y se coló en la portería del Real Madrid. Los blancos tenían diez minutos para forzar la prórroga, y lo lograron para alivio del exportero del Athletic.

La jugada de la discordia bien pudo interpretarse como un error del guardameta o una falta en ataque de Morata. Kepa salía a despejar un balón con las manos, cuando debía hacerlo con los puños, y por el camino se encontró a Morata, que estaba de espaldas y no vio al de Ondarroa. El árbitro del partido, Alberola Rojas, señaló gol y desde el VAR tampoco hicieron amago de corregirle pese a las insistentes protestas de Kepa, que no daba crédito.

Pero el partido del vizcaíno estuvo marcado por sus inseguridades. Falta de comunicación con la defensa, errores groseros con el pie, aclado debajo de la portería en los córners... todo lo que los entrenadores detestan hoy en día en un portero. Tuvo una parada de mérito nada más comenzar el partido. Voló y a mano cambiada sacó un gran disparo de Samu Lino. Fue su única intervención que acabó en aplausos en las gradas... y en las redes sociales.

Porque el debate de la portería en el madridismo ha resurgido. Con la lesión de ligamento externo de Courtois, que le impedirá disputar esta temporada, el puesto de titular se lo disputan el ucraniano Lunin y el guardameta criado en Lezama. Al principio, Kepa partía con ventaja. Fue el 'ojito derecho' de Llopis -actual entrenador de porteros del Real Madrid- en el Athletic y su experiencia le avalaban como digno sustituto de Courtois. Pero Lunin ha crecido, está en un momento dulce, y a Kepa le aparecen los fantasmas de inseguridad que le impidieron brillar en Londres.

Su entrenador Carlo Ancelotti intentó quitarle hierro al asunto tras el partido, consciente que no es buen momento para que Kepa se venga abajo. «El partido de Kepa ha sido bueno. (...) En el tercer gol puede ser que le haya molestado un poco el salto de Morata...» No obstante, el italiano podría dejar al de Ondarroa en el banquillo en la final de la Supercopa: «Vamos a elegir el portero: Kepa o Lunin», desveló.

Que el Real Madrid frustre la gloria de su vecino en los últimos minutos de las finales -lo de ayer puede considerarse como tal-, ha pasado a ser una costumbre. Empezó el ritual Sergio Ramos en la final de la Champions en Lisboa y anoche fue el último capítulo de unas cuantas remontadas épicas que se han dado en la última década.

Se adelantaron pronto los rojiblancos sacando partido a su pizarra por mediación de Hermoso, pero el Real Madrid se repuso con la grandeza a que acostumbra y le dio la vuelta al marcador aprovechando la pértiga de Rüdiger y una insólita exquisitez de Mendy. Griezmann, más listo y prolífico incluso que un Sabio de Hortaleza, devolvió las tablas todavía en un primer tiempo exuberante y puso de nuevo en ventaja a su escuadra ya en la segunda parte. Mas cuando los centuriones de Simeone se frotaban las manos, apareció Carvajal al rescate del Real Madrid para precipitar una prórroga previsible a tenor de los antecedentes en la que su equipo, una vez más, fue inmisericorde con el Atlético.

Semejante desgaste debía pasar factura y tanto Ancelotti como Simeone acortaron brida para que la fiesta no se fuese de madre. Movieron ficha los técnicos, el Cholo remodelando los carriles y Carletto dando resuello a un Modric fatigado para situar como director de orquesta a Kroos, que escuchó sonido de viento por sus críticas previas hacia el fútbol saudí pero dio otro aire a su equipo.

Elevó la apuesta Carletto renunciando a buena parte de su andamiaje defensivo para montar el zafarrancho de combate y obtuvo el premio que buscaba. Ya en la prórroga el Real Madrid percutía con tres delanteros puros y un todocampista con alma de 'killer' como es Bellingham mientras el Cholo reculaba, a los rojiblancos no les quedó más remedio que aferrarse a su espíritu guerrero con la vista puesta en una tanda de penaltis que querían los rojiblancos pero de la que huía el Real Madrid. Lograron esquivarla al fin los blancos gracias al infatigable Carvajal, que le puso el cuero en la testa a Joselu para cerrar una disputa en la que Brahim, otra vez soberbio, puso la coda después de que Griezmann errase su oportunidad de abrir de nuevo el pleito.

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