![Jones lucha por un balón con Pachín, jugador del Real Madrid.](https://s3.ppllstatics.com/elcorreo/www/multimedia/202004/09/media/jones.jpg)
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Jones, el guineano que pudo jugar en el Athletic
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Jugó en el Barakaldo, el Indautxu, el Atlético y Osasuna, pero nunca llegó al club rojiblancoEl no fichaje de Miguel Jones, fallecido este miércoles a los 81 años, por el Athletic es un capítulo de una historia que se va contando de generación en generación completada por episodios similares que protagonizaron Eulogio Garate y Chus Pereda. La trilogía bien pudiera considerarse piedra angular de la llamada filosofía interpretada desde la más estricta de las ortodoxias. En el paso de la década de los cincuenta a los sesenta, el Athletic (Atlético entonces) dejó marcharse a tres futbolistas de indudable categoría por una fidelidad a su idiosincrasia que, no nos engañemos, era mucho más fácil de sostener que en estos tiempos. Hablamos de la época de la final de los once aldeanos. Digamos que cuando se tomaron aquellas decisiones el Athletic iba bastante sobrado de talento. Después, la travesía del desierto de la década de los sesenta, hasta la Copa de 1969, alimentó la polémica con retroactividad.
En el caso de Miguel Jones, la historia ha venido acompañada por una acusación de racismo que el propio protagonista siempre se apresuraba a desmentir, recordando precisamente los nombres de futbolistas que no jugaron en el Athletic por su lugar de nacimiento y no por el color de su piel.
Jones nació en Santa Isabel, (hoy Malabo) Guinea Ecuatorial, en 1938. La familia se trasladó a Bilbao en 1943, cuando Jones tenía cinco años, donde su padre Wilwardo se dedicó a la comercialización de maderas de Guinea, entonces colonia española. Miguel estuvo interno en el colegio de Lekaroz, de los padres Capuchinos, y estudió Económicas en Deusto, alternando los libros con el atletismo. Jones tenía las condiciones físicas para ser un buen velocista, virtud que explotó posteriormente en el fútbol.
Llamó la atención de Daucik, que le llevó a entrenar con el Athletic y hasta le hizo jugar un partido amistoso contra el Indautxu el día de Reyes de 1956. Fue la primera y única vez que vistió la camiseta rojiblanca del Athletic. La otra, la del Atlético de Madrid, la vestiría en 129 partidos durante ocho temporadas, anotando medio centenar de goles y ganando una Liga, tres Copas y el primer título europeo de los colchoneros, la Recopa, en cuya final, ante la Fiorentina, abriría el marcador.
Jones entrenó en San Mamés, pero no llegó a las oficinas de Bertendona para firmar el contrato. Enrique Guzmán, el presidente que proclamó «con once aldeanos les hemos pasado por la piedra», no transigió, como tampoco transigiría con Pereda, natural de Medina de Pomar. Entonces no se discutía de filosofía en el Athletic.
Miguel Jones acabó aquel año en el Barakaldo y regresó el curso siguiente a un campo desde el que podía ver San Mamés a diario. En Garellano, en las filas de aquel histórico Indautxu que presidía Jaime Olaso, encontró la catapulta a la máxima categoría junto a varios compañeros como el portero Cobo, que se fue al Sevilla; Eusebio Ríos, al Betis; Isasi, al Zaragoza de los 'magníficos', y Pereda al Real Madrid. Aquel Indautxu acabaría cuarto en Segunda División.
Jones se fue al Atlético de Madrid en el verano de 1959 reclamado precisamente por Daucik. Su traspaso costó 400.000 pesetas (2.404 euros). A orillas del Manzanares estuvo ocho temporadas compitiendo por el puesto con gente como el recientemente fallecido Peiró, Collar, Vavá, Mendonça o Ufarte. Su polivalencia, podía jugar en toda la línea de ataque, le otorgó el papel de comodín. Terminó su carrera como futbolista en Osasuna. Cuando colgó las botas regresó a Bilbao, donde fue quince años como directivo del Indautxu. Socio del Athletic, se le podía ver por la zona de Pozas, alternando con sus amigos y recordando viejos tiempos con cualquiera que le reconociera, y no eran pocos. A pesar de haber hecho su carrera en el Atlético, Miguel Jones siempre fue un león bilbaino que había nacido en Guinea.
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