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El presidente del Comité Técnico Arbitral (CTA), Luis Medina Cantalejo, compareció ayer para valorar el primer tercio de la temporada. Su larga intervención podría resumirse en las dos palabras que pronunció con rotundidad para calificar el nivel del arbitraje y la aplicación del VAR. «Muy ... bueno», aseguró. Que la inmensa mayoría de los aficionados opine justo lo contrario, que los líos se reproduzcan jornada tras jornada, y que las decisiones de los árbitros sean cada vez más cuestionadas y provoquen un creciente asombro no tiene mayor importancia para Medina Cantalejo. Para él y para sus más estrechos colaboradores como Carlos Clos Gómez y Alberto Undiano Mallenco, todas estas críticas negativas son producto de la ignorancia, de la ceguera del forofo. Aunque no se atreven a expresarlo de esta manera tan cruda, claro está.
Como esta evaluación tan optimista y acrítica por parte del jefe de los árbitros estaba cantada, y como también había que dar por supuestos sus lamentos sobre el daño que había hecho el 'caso Negreira' al colectivo arbitral, lo que más me llamó la atención en su comparecencia fue esta declaración: «Xavi, Ancelotti o Simeone no conocen la sala paralela a la sala VOR igual que yo no conozco los vestuarios del Bernabéu, de Montjuic o del Metropolitano».
Como es posible que algunos lectores quizá no estén al día sobre qué es eso de la sala paralela a la sala VOR, se lo aclaro, que para eso estamos. Y lo hago con las mismas palabras que empleó el exárbitro Xavier Estrada Fernández hace un mes. «Es una sala que viene utilizándose desde hace varios años por parte del Comité. Hay dos salas. Una sala de los técnicos y operarios, del Hawk Eye, que son los técnicos y operadores del VAR. Y una sala de operaciones que no viene reflejada ni en los estatutos de la Federación, ni en el protocolo VAR, ni en nuestros contratos laborales. A partir de la temporada 2021-22 y la 22-23 crearon esta sala sin explicarla públicamente ni a LaLiga ni a los clubes, y dándonos a nosotros mucho más trabajo teniendo unas responsabilidades que no nos tocan».
Entenderán que, al enterarnos de la existencia de esa sala, nuestra imaginación volara. Cómo no pensar en un lugar secreto, oculto, inexistente pero real, y situar allí a personajes poderosos que no quieren dejar huella; un lugar en el que un tipo siniestro da órdenes a un agente con diez identidades falsas y licencia para matar de quien ningún país se hará responsable en caso de captura. Lo que dijo Medina Cantalejo, evidentemente, fue absurdo. Y es que entre él y los tres entrenadores que citó había una diferencia fundamental. Mientras Xavi, Ancelotti, Simeone, o el resto de los técnicos españoles, no conocían la existencia de esa sala paralela a la sala VOR, él sí que conocía la existencia de vestuarios en los estadios, y que los jugadores no tienen que llegar al campo vestidos de corto o ir a ducharse a casa. ¡Cómo para no saberlo ahora que las cámaras nos los muestran en gayumbos!
Qué quieren que les diga. Cada vez que Medina Cantalejo se pone a dar explicaciones sube el pan. Lejos de aclarar las cosas, consigue hacerlo todo más turbio. Por otro lado, su falta de autocrítica está llegando a límites irritantes. ¿Cómo se puede decir con la que está cayendo que quién diga que las manos están siendo un problema no está haciendo un seguimiento de la competición? Es tremendo. Convengamos, en fin, que de la misma manera que hay una sala paralela a la sala VOR, hay un mundo paralelo al mundo real. Allí viven Medina Cantalejo y sus acólitos.
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