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Este viernes, 8 de diciembre, se cumplen 25 años del asesinato de Aitor Zabaleta, aficionado de la Real Sociedad a manos de un ultra del Atlético de Madrid. Lo que iba a ser un partido de fútbol rodeado de amigos se transformó en una tragedia en los aleñados del Vicente Calderón, donde se iba a disputar este encuentro de la Copa de la UEFA. Tenía 28 años y Ricarco Guerra le asestó una puñalada mortal. Ahora, su hermano, el cocinero Iker Zabaleta, echa la vista atrás y recuerda al que califica, en una entrevista con 'Relevo', como su «mejor amigo».
Han sido 25 años de tristeza. Con momentos muy duros, dolorosos. Por ejemplo, cada vez que el Vicente Calderón, los radicales del Atlético, mancillaban el nombre de Aitor. «Fueron muchos años, pero con eso no puedes vivir. No puedes estar pendiente de esas cosas. Sabes que pasan, te lo cuenta gente que ha sido testigo directo… Eso no lo tatareaban cien personas, lo hacían miles. Pero intentaba hacer off, seguir mi camino y hacer las cosas lo mejor que podía. Estamos aquí gracias a eso. Tu vida no puede depender de cuatro desgraciados. Eso no te va a hacer más daño del que te han hecho. Eso es morralla, paso. Pienso que tanto el mundo deportivo como el judicial tenía que haber tomado cartas en el asunto. Hoy en día, si se le insulta a alguien de color, el club pasa miedo porque la sanción puede ser de mucho dinero o que te cierren el campo. Eso, por un energúmeno que le haya dicho algo a algún jugador. Imagínate a miles de personas, riéndose de tu hermano al que han matado y que no pase nada. Y eso durante muchos años», lamenta Iker, cocinero de profesión, que asegura que su familia se sintió «totalmente» desprotegida ante esos ataques.
En un pasaje de la conversación recuerda aquel día, aquel 8 de diciembre de 1998, en el que un radical asesinó a su hermano. «Yo estaba trabajando. Entonces no había ni móviles ni nada. Las noticias fueron llegando a cuentagotas por lo que veías en la televisión y por lo que te contaban por teléfono. Nos dijeron que le habían pinchado a Aitor, pero pensábamos que había sido un altercado. Según pasaban las horas se empezaron a acercar al restaurante familiares, amigos… Todo eso se convirtió en una situación de tensión, de dolor…», evoca aquel momento que terminó con la peor de las noticias posibles.
Y él perdió a su «mejor amigo». «Un hermano acojonante. Era alguien muy trabajador, amigo de sus amigos, súper aficionado al deporte y a la Real. Con cualquiera que hables te lo va a poner ahí arriba porque era un tío grande, de tamaño y de corazón. Era muy de la Real. Era un show verle aquí durante los partidos. Estaba el bar lleno gracias a él», concede un hombre que también saca fuerzas para mirar atrás y evocar lo que contaba una de las testigos de aquella acción.
«El relato de Maider es bestial. ¿Qué sintieron? Pánico. Han quedado marcados todos de por vida, todos. Hay gente que no quiere ni salir ni aparecer, que se despierta con eso y se acuesta con eso, todos los días de su vida. Yo me acuerdo casi todos los días de Aitor. Fue un ejemplo para todos los de casa. Vivimos como él vivía, somos del estilo y seguimos con esa forma de ser y está presente en nosotros. Hay cosas que ocurren en la vida del día a día que te hacen acordarte de él, pero es algo que está ahí siempre».
Hoy, este viernes, la afición de la Real le recordará, como cada 8 de diciembre. Se producirá una manifestación que partirá a las 19 horas desde el Boulevard de San Sebastián.
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