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Iñigo Agiriano
Sábado, 7 de septiembre 2024, 01:38
El 25 de julio se confirmó la tragedia para el Girondins de Burdeos. Uno de los equipos con más tradición del fútbol francés, asolado por problemas económicos, renunció a su estatus como club profesional tras confirmarse su descenso administrativo a la National 1, la tercera ... categoría del país. Esta renuncia no solo provocó un nuevo descenso hasta la cuarta división, sino que significó además la liberación de todos los contratos de sus jugadores, así como la desaparición de su Academia. Transcurridas tres jornadas de liga el Girondins sigue sin completar la plantilla. Ante esta situación el club ha realizado una llamada de socorro a antiguos futbolistas, para que vuelvan al equipo y poder competir. Rio Mavuba y Paul Baysse, que estaban retirados, han aceptado echar una mano al club de su vida y Grzegorz Krychowiak, otro ex del Girondins, medita su regreso.
La dramática situación de este histórico del fútbol francés viene de lejos. Comenzó en 2018 cuando el grupo King Street se hizo con el club prometiendo devolverlo a sus días de gloria. Una descuidada gestión económica durante tres años dejó al equipo en una situación muy delicada cuando en la primavera de 2021 lo vendieron al empresario hispano-luxemburgués Gerard López. Su llegada trajo nuevas promesas que nunca se cumplieron. Aquella temporada descendió a Segunda siendo el conjunto más goleado de las cinco grandes ligas y la situación económica se volvió insostenible. Solamente las ventas de Joules Koundé al Barcelona y de Tchouamémi al Madrid (dos exjugadores del club sobre los que conservaban ciertos derechos) evitaron el descenso administrativo a tercera. López fio su gestión al ascenso y a pesar de que el Girondins estuvo muy cerca (a falta de dos jornadas le sacaba tres puntos al tercer clasificado) no lo consiguió, y nuevamente se vieron en la situación del verano anterior.
El dinero llegó esta vez por dos vías. Una fue el propio López, que puso de su bolsillo, y la otra por la venta de sus mejores futbolistas. No obstante, la debilitada plantilla pronto demostró que estaba lejos de poder competir por el ascenso. Tras un calamitoso inicio de campaña el club se encomendó a Albert Riera, que ya había militado en el Girondins como jugador y que había dejado buenas sensaciones en su debut como entrenador en el Olimpija Ljubljana. La llegada de Riera, sin embargo, no cambió las cosas y el equipo terminó en una mediocre duodécima posición.
De esta forma, otro verano más, el Girondins se vio en una situación que ya era tristemente familiar para su hinchada, o conseguía pagar parte de su deuda o se enfrentaba a un nuevo descenso. Esta vez no hubo milagro, y los bordeleses cayeron a tercera. Su situación, no obstante, seguía siendo, inviable, y López negoció con el grupo Fenway Sports, propietarios del Liverpool, la venta del club. El acuerdo no llegó a buen puerto y fue en ese momento cuando López tomó la decisión de renunciar a su estatus profesional y empezar de cero.
Sin jugadores, ni técnicos ni una Academia de la que poder echar mano, la situación a finales de julio era crítica. Numerosas voces entre su hinchada clamaban contra Gerard López, pero este se ha negado repetidas veces a vender el club. Llegado el 17 de agosto, fecha del inicio de la National 2, el equipo de Burdeos no contaba con suficientes jugadores para poder siquiera hacer un once. López pidió el aplazamiento de las dos primeras jornadas para ganar tiempo e inicio una llamada de socorro a ex jugadores del club. Por fortuna, el Girondins sigue siendo un grande de Francia, al menos en sentimiento, y ha conseguido de esta forma, por amor hacia unos colores, sacar de su retiro a Rio Mavuba y Paul Baysse, que habían colgado las botas hace cinco y dos años respectivamente. Junto a otros fichajes y a algunos canteranos que han regresado al equipo, el Girondins cuenta ya con 24 futbolistas, que deberán repartirse entre el primer equipo y el filial, que compite una categoría por debajo. La semana pasada jugó por fin su primer encuentro, ante el Stade Poitevin (1-1, empató en el minuto 103). La pasional hinchada bordelesa, que se ha manifestado numerosas veces contra la situación del club en el último mes, sueña con que este partido marque el primer paso para el retorno del Girondins a la élite del fútbol francés.
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