La Federación decreta el cierre de Los Llanos por tres partidos como castigo a la agresión al entrenador del Sestao

Un episodio tan lamentable como el sucedido el sábado pasado en Los Llanos no podía quedar impune. Marcelo Ocampo, entrenador del juvenil B del Sestao River, recibió una fuerte agresión que le hizo quedarse semiinconsciente al instante y por el que todavía presenta singos de violencia en su rostro. El agresor, hermano de un jugador del Portugalete C que arrepentido presentó su dimisión, siendo después ejecutada por el club, fue identificado al momento pese a huir corriendo tapado con una capucha y podría verse envuelto en juicios por un acto tan ruin, que ha vuelto a poner en el foco los comportamientos que se dan en el fútbol base vizcaíno.

El primero en pagar las consecuencias ha sido el club local: el Portugalete. La Federación ha decretado que los tres siguientes partidos que dispute ese juvenil C serán a puerta cerrada. Asimismo, la entidad jarrillera deberá hacer frente a una sanción de 300 euros. El club debe estudiar ahora si denunciar al agresor para que sea él quién pague dicha multa. Aunque desde el Portugalete señalan a EL CORREO que es probable que no sea así por todo lo que conlleva pasar por los tribunales. Deben reunirse, estudiarlo y dilucidar las medidas que llevarán a cabo en este sentido.

Lo que sí han tenido muy claro desde el principio es que, en caso de que Marcelo Ocampo presente una denuncia, acudirán como parte implicada para ayudar en todo lo posible al entrenador del juvenil B del Sestao River. Asimismo, han decidido prohibir la entrada a Los Llanos y a La Florida al agresor. De hecho, harán todo lo que está en su mano para que así sea. Reforzarán la seguridad a los encuentros que dispute el juvenil C con la presencia de los tres coordinadores y el director del fútbol base para que puedan identificarle, ya que los voluntarios de la entrada podrían no hacerlo.

En caso de que éste, aún con todo, pueda acceder al campo, no se dudará en llamar a la policía municipal. Del mismo modo, el Portugalete ha tenido varias reuniones esta semana para identificar posibles jugadores de sus categorías inferiores y aficionados que acuden a sus partidos que puedan ser problemáticos. A los portugalujos ya no les temblará al pulso. Al mínimo episodio que les haga saltar las alarmas los futbolistas serán expulsados y a los hinchas se les prohibirá la entrada. «No vamos a pasar una», advierten. Todo sea por no repetir un episodio como éste, que empaña la actitud de muchos que disfrutan practicando o viendo deporte.

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