España se clasifica para la Eurocopa 2020 y jugará en Bilbao 53 años después

Son seis cambios respecto a la alineación titular frente a Noruega en Oslo, donde España se quedó sin victoria en el descuento (1-1) a causa de un penalti cometido por Kepa. Aparte del sancionado Sergio Ramos, otra noticia destacada, anunciada una hora y cuarto antes del inicio del encuentro, es que Sergio Busquets será suplente y su puesto lo ocupará Rodrigo Hernández.

Más que puntuar y sellar la clasificación para la Eurocopa de 2020, cuya rúbrica se retrasó por el empate en Noruega pero está casi garantizada desde hace tiempo, España pretende disipar dudas ante la siempre correosa y competitiva Suecia, demostrar que también hay vida sin el recordman Sergio Ramos y darse un baño de autonconfianza este martes en el Friends Arena de Solna. El moderno estadio registrará un lleno absoluto al agotarse las 50.000 entradas, según ha informado la Federación Española de Fútbol. Aunque el día es lluvioso, la temperatura no es demasiado fría, en torno a los 8º, por lo que el choque se disputará con el techo retráctil abierto.

En pleno casting por buscarle acompañante tras el adiós prematuro de Gerard Piqué, la ausencia por sanción del capitán será un examen para los centrales. La presencia en Oslo de Raúl Albiol, a sus 34 años, la titularidad de Jesús Navas o el regreso de Santi Cazorla, evidencian que el relevo generacional le está costando más de lo que parece a Robert Moreno, cuya apuesta firme por la meritocracia abre más que nunca las puertas de La Roja a quien exhibe mejor estado de forma. Si España jugó por primera vez en Noruega con un once de otros tantos equipos, extremo que demuestra el enorme trabajo de seguimiento que realizan el seleccionador y su cuerpo técnico y un cambio de tendencia en el fútbol moderno, frente a Suecia se prevé un equipo casi nuevo.

«Disponemos de 23 jugadores y podemos hacer dos selecciones del mismo nivel», insiste el seleccionador español, que de Oslo salió insatisfecho porque entendió que se perdió el control de la situación, la calma y el balón cuando los escandinavos comenzaron a colgar balones a la desesperada. «Nuestro mensaje siempre es el de la posesión y llevar la iniciativa», remata el técnico catalán, que modificaría todas las líneas si mantiene su idea de alternar los porteros, un problema porque sería señalar a Kepa tras la jugada del penalti que propició el gol del noruego Joshua King en el descuento.

Del 3-0 ante Suecia del pasado junio en el Santiago Bernábeu, primera cita importante en la que precisamente De Gea fue relegado al banquillo, España muestra hasta nueve cambios significativos. No están en la lista titulares entonces como Jordi Alba y Marco Asensio, ahora lesionados, pero tampoco Dani Parejo e Isco. Y entre los suplentes el Bernabéu, no aparecen ya José Luis Gayà, también de baja médica, el central Mario Hermoso, el todoterreno Sergi Roberto y los delanteros Yago Aspas y Álvaro Morata.

Solna no trae muy buen recuerdo a los españoles. En este barrio de Estocolmo pero en otro escenario, el viejo Rasunda, La Roja vivió una noche esperpéntica hace poco más de 13 años, el 7 de octubre de 2006. En el primer partido sin Raúl, señalado tras la derrota anterior en Irlanda del Norte, el combinado de Luis Aragonés tocó fondo. Se complicó la clasificación para la Eurocopa 2008, luego conquistada, y se dio por hecha incluso la destitución del 'sabio de Hortaleza', quien se las tuvo tiesas con Puyol por subir sin permiso en busca de un empate.

Suecia, por su parte, jugará el partido mirando de reojo al estadio Nacional de Bucarest, donde espera que Noruega le arañe algún punto a Rumanía, con la que se jugará probablemente la segunda plaza dentro de un mes en Bucarest. El equipo de Jan Andersson conserva el otro puesto que da acceso directo a la Eurocopa a falta de tres jornadas, pero con solo un punto más que los rumanos y cuatro sobre los noruegos.

Superado el trámite en Malta, afronta esta cita ante España como una final. Tanto el técnico como sus jugadores han insistado en que la clave es mantener la solidez defensiva que forma parte de su idiosincrasia y aprovechar los contragolpes. Recuerdan que este equipo escandinavo fue cuartofinalista en el pasado Mundial y se crece ante los grandes en casa, donde ya cayó Italia y Francia perdió su único partido meses antes de su segundo título mundial. Mientras Andersson habló de España como una «selección fantástica» y aceptó que los locales no tendrán el balón y deben superar la primera lína de presión para hallar espacios, el 'español' John Guidetti esgrimió que los anfitriones deben «presionar más alto y ser más valientes» que en el Bernabéu.

Suecia añora aquella gran selección que en Estados Unidos'94 maravilló al planeta al alzarse con el tercer puesto. Este equipo mantiene un buen bloque, pero los Ravelli, Limpar, Bjorklund, Brolin o un joven Henrik Larsson, son leyendas. El mejor de la historia sueca, sin embargo, es el ariete de origen bosnio Zlatan Ibrahimovic. Hoy en Los Ángeles Galaxy, retirado de la selección hace dos años, ha alterado sobremanera la concentración por unas palabras en las que acusó de racista al técnico por «marginar» en sus primeras convocatorias a jugadores de origen inmigrante. Varios internacionales han salido en defensa de su jefe, pero sin entrar tampoco en guerras con el lenguaraz delantero, de quien Andersson ha dicho en público sentir «pena». Pero goza de gran ascendencia el máximo goleador de Suecia (62 tantos en 116 partidos) y autor de un extraordinario repóquer de dianas en el 4-2 ante Inglaterra que inauguró este estadio, hace casi siete años.

La Roja más mutante salió con grandes dudas y dos empates de la exigente ventana otoñal en tierras nórdicas, elegantes, fascinantes, llenas de sorpresas y contrastes. Lejos de despejar incógnitas, el combinado español las incrementó en Solna, donde la tropa de Luis Aragonés tocó fondo hace 13 años, antes de ser campeona. Le faltaron a esta selección gol, si bien el portero Olsen fue el mejor del partido junto a su colega De Gea, lesionado y todo, más registros y solidez defensiva.

Acertado o no, es indiscutible que el técnico catalán, un fenómeno en sus comparecencias futboleras pero novato para mostrarse ante los focos de un enorme escaparate, es fiel a sus ideas. Sostiene que España es la selección más completa de Europa, hasta el punto de que podría hacer dos alineaciones diferentes sin resentirse, y no es una pose. Lo demuestra con hechos que no le dan la razón. Tras el empate ramplón en Oslo y en el día marcado para disipar dudas y alejar fantasmas, resulta que el técnico catalán dispuso hasta seis novedades y generó más lío.

No le tembló el pulso al relegar a Busquets, señalado por parte de la crítica y al que hizo una encendida defensa en la víspera. Tampoco dudó en su idea de alternar a los guardametas, con el riesgo que ello conlleva. Kepa no estará feliz tras errar en la acción del penalti en Noruega y ser carne de banquillo tres días después, y De Gea, titular en Solna, se examina cada vez que actúa con La Roja desde el ingrato Mundial de Rusia. Con este método puedes cagarte al final a los dos porteros.

No tiene suerte el guardameta del United con España. Esta vez, hizo ya en el primer acto una intervención colosal a mano cambiada, tras un gran cabezazo de Quaison, delantero del Mainz, pero jugó con problemas musculares desde antes de lucirse. Pese a que el doctor Óscar Celada y el técnico le decían que se arrojase al césped para ser atendido, De Gea quiso seguir hasta que se rompió a media hora del final. No podía golpear bien en largo y quizá por ello comprometió en un par de ocasiones a Rodri, con más presencia que Busquets, al menos física.

También varió España en el dibujo. Apuntó Moreno que el 4-3-3 suele desaparecer cuando el balón rueda, pero esta vez España formó con un rombo en el centro del campo. Rodri y Ceballos en los vértices defensivo y ofensivo, respectivamente, y Fabián y Thiago más hacia los costados. Arriba, el debutante Gerard Moreno y Oyarzabal, que se mantuvo en el equipo junto a Albiol, Fabián, Bernat y Ceballos.

Comenzó bien La Roja, rápida y profunda, muy ambiciosa con esa presión alta que exige su técnico. Carvajal penetró fácil y se generaron hasta cuatro grandes oportunidades pronto. Hacia el minuto 20, España había dado más de 200 pases, por una treintena de su timorato rival. El portero Robin Olsen, del Cagliari italiano, sujetaba a los escandinavos. Detuvo un tiro de Fabián con marchamo de gol -no tiene suerte el medio del Nápoles en sus disparos-, un remate a bocajarro de Rodri y un cabezazo de Gerard. Thiago tuvo un gol hecho, pero buscó salir por la puerta grande, solo ante el portero, y pudo acabar en la enfermería.

Como le ocurrió en Oslo, decrecieron el ritmo y la intensidad de España ya en el último tramo del primer acto. Los suecos, aburridos pero bien armados, forman un bloque notable. Es el mismo grupo del pasado Mundial, donde fueron cuartofinalistas, con Quaison y Olsson, fino centrocampista del Krasnodar ruso, como únicas novedades. También posee mucha presencia, clase y peligro Forsberg, el enganche del Leipzig. Pero sobre todo, atacaban a través de sus laterales Lustig y Bengtsson.

En el repliegue no estuvo nada bien España. En su inercia por defender hacia adelante, con frecuencia se desajusta si el rival supera la primera presión. Thiago, más efectista que efectivo, defiende poco y mal. Todo el mundo espera más de él, pero algún defecto tendrá, además de esas graves lesiones que le han maltratado, si no termina de enamorar a sus entrenadores. Sufrió en un escenario rudo donde cada córner se celebra como medio gol y el pragmatismo se impone.

Salió aún más dormida España tras el descanso y los vikingos se vinieron arriba. Tanto que anotó Marcus Berg, a placer, tras dos rechaces del portero toledano a bocajarro. Se despistó en un balón pasado Bernat, además de resbalarse. De Gea se vio bien, lanzó de nuevo en largo y su músculo dijo basta. Error suyo, en su afán por darlo todo, y del cuerpo técnico por mantenerlo. Un cambio regalado. Poco después, fuera Thiago, dentro Rodrigo Moreno y vuelta al 4-3-3. El valencianista, ya con Navas también sobre el césped, puso un punto de cordura.